La modernidad no llega sola


Así podría decirse sobre Ibagué. Una ciudad que el autor dejó de ver durante más de treinta años, a pesar que en una o dos ocasiones llegó de paso, y en otra que se vino a vivir por un año. Su espíritu festivo atrae a muchos que llegan a conocer la idiosincrasia de la gente de Ibagué y del Tolima, y su manera de ser, muy probablemente los hará regresar. Lástima que la industria no haya prosperado, aunque en un tiempo de bonanza muchos llegaron a traer sus capitales, y porque sus administradores tal vez no supieron imprimirle publicidad a las garantías que dieron para que pudiera ser un emporio industrial, tal y como lo son Cali, Medellín o Barranquilla, ya que su cercanía con todos los departamentos del país, y su comunicación carreteable, así lo permiten.

El atractivo turístico, lo mismo que todas sus poblaciones, sin embargo, la hacen además de ser una región agrícola, a excepción de ser productora de textiles, y el auge minero que por esta región se da, tal vez la ubican en una de las más promisorias para atraer a un mayor número de personas, porque los centros comerciales y las grandes urbanizaciones que se construyen permanentemente, indican lo que podría ser, sí sus dirigentes quisieran, albergar  una mayor población de la que ahora tiene, sin contar con la población flotante que va y viene de aquí a otras regiones, y regresan por ser tal vez imprescindible como ciudad de paso, dentro del flujo del comercio que se interrelaciona con todo el país, fuera de sus centros educativos que cada día hacen que lleguen compatriotas de otros departamentos.

La modernidad no llega sola. Así se puede apreciar en las siguientes fotografías en el primitivo centro urbanístico y comercial de Ibagué, donde el gobierno no previó que ante tanta avalancha de inmigrantes de otros departamentos que llegaron a hacer fortunas, muy contrario a como se da en otras ciudades, y como viejo arquetipo cultural desde la época de la colonia, sus casas que como en la carrera tercera fueron la fuente de riquezas culturales y económicas, se destruyeron completamente. La ciudad que conocimos no es la misma. la modernidad avasalló con sus centros comerciales todo lo que fue el primitivo comercio, en vez de impulsarlos tal y como hoy se da, ante el crecimiento de la población y del comercio hacia el norte por el Jordán, Picaleña, y el Salado; para que las futuras generaciones pudieran contarles a sus hijos y a su nietos todo lo que sucedía en la ciudad. En Bogotá tenemos en el centro de nuestra capital colombiana, a la Candelaria con sus museos, los colegios y las iglesias, y un sin número de recuerdos arquitectónicos que no se pueden tumbar para construir centros comerciales.

Aquí en Ibagué, aunque se respira la modernidad casi todo el centro antiguo quedó finiquitado con la construcción de grandes centros comerciales que nos hacen perder la memoria histórica de los personajes que la habitaron, por que por la carrera tercera desde la calle 18 hasta la Pola y Belén, las antiguas casas han cedido a nuevas edificaciones modernas, que solo nos dejan la fachada de lo que fue el panóptico de Ibagué, las iglesias, y uno que otro colegio que funcionaron primitivamente en el centro. Solo las plaza de mercado de la catorce y la 21 han perdurado.

Veamos unas pocas fotografías de lo que hoy es el centro, y un corto video en la calle 12 a donde funcionó el café Nutibara que era fuente de tertulias culturales de toda índole,  a donde Emeterio y Felipe  y otros personajes de la política, la educación y la cultura, iban a tomarse sus guaros;  y que cedió junto con otras casas aledañas a lo que hoy es un asadero de pollos famoso. La intersección de la avenida 19 atravesada por el puente de la carrera Quinta que es relativamente nueva. Los teatros de cine desaparecieron, incluso los billares que también atraían a su público, y el colegio de la presentación que antes quedaba a donde hoy queda el nuevo comercio de Flamingo. Y claro que la avenida Ferrocarril por donde incluso los que éramos colegiales, aprovechábamos la oportunidad para subirnos subrepticiamente en alguna que otra ocasión en aquellos planchones de los vagones desocupados del tren, para que nos dejaran a donde hoy es la intersección de la entrada de Ibagué por la carrera Quinta a donde queda el S.E.N.A. Irreconocible para los que la conocimos de niños. La modernidad no llega sola.

Por la carrera 3a.

Por la carrera 3a.

Por la carrera 3a.

Plazoleta de la India Catalina en la 3a.

Por la avenida ferrocarril

Por la avenida ferrocarril

Por la 19 a donde antes estaba La Rápido Tolima
                      

En la intersección de la avenida 5 con la carretera panamericana.

En la avenida 19 con el puente de la carrera 5a.
He aquí el vídeo que dije anteriormente que va desde la calle 12 hasta el parque del Murillo Toro que finaliza adonde estuvo muchos años el famoso árbol del mango en Ibagué.
            

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