Ibagué: Una ciudad de contrastes


Ibagué: Una ciudad de contrastes

No hay mejor espejo para una ciudad que al llegar a ella en un mínimo espacio cualquiera, se forme una impresión sobre lo que es. La forma como lo atiendan puede dejar en los que la visitan una impresión favorable o desfavorable, dependiendo de los sitios a donde vaya, o de las gentes con que trata, incluso si se es desconocido y se tiene una visión aparente por las noticias que ha recibido sobre la ciudad y el país, y se encuentra con otras visiones tan diferentes, que pueden hacer que otros más lleguen o que desistan de venir, por que el mejor atractivo de una población son sus gentes y la arquitectura que la ciudad tenga. Todo ésto puede influir.

Y sin embargo en Ibagué uno se encuentra con la pobreza y la opulencia igual que en muchas ciudades con la diferencia que aquí la encontrará desde que llega en no más de unas cuantas cuadras de por medio la una y la otra conviviendo con  juntas de las cualidades que digo. Incluso ese contraste se nota entre sus gentes donde el buen trato de sus habitantes la hacen tan llamativa, que más de uno se ha quedado porque a pesar de ser una ciudad intermedia, tiene fama de ser hospitalaria que el tiempo parece que dormitara entre el calor que se da al medio día, en contraste con que solo al entrar la tarde pareciera que sus habitantes se estuvieran desperezando para continuar con sus  labores. La congestión de sus calles en el centro reflejan parte de la realidad que se vive porque siempre se va a encontrar con una ciudad de paso a donde a pesar que vea una larga fila de carros en sus avenidas y calles, en los centros comerciales y en los días festivos podrá encontrarse con coterraneos de diferentes partes de país, que incluso sus universidades han cogido fama de ser unas de las mejores en todos los ámbitos  de la colombianidad.

Esos contrastes se dan si visita los parques del centro donde encontrará gentes de diferentes extracciones sociales que van desde los más acomodados hasta los que devengan menos de un salario mínimo, o los desempleados que deambulan entre estas pocas calles de diferencia en la parte del centro más antiguo de la ciudad, porque debido a los desplazamientos de poblaciones que se han dado desde que fue fundada, ya ahora la ciudad se ha extendidos más hacia el norte que al sur, debido a que su misma topografía lo permite. 

Barriadas bien y mal acomodadas que son parte de este abirragamiento que las encontrará en medio de unas cuantas calles de diferencia, e incluso urbanizaciones de edificaciones que han hecho ceder a las antiguas casas solariegas, porque fueron hechas de bahareque desde los tiempos de la colonización, y que han hecho que sus gentes hayan olvidado los recuerdos de sus generaciones antiguas, o porque también así ha florecido una especie de cultura que solo asimila lo novedoso, sin importar sus orígenes ya que todavía desconocemos parte de esos legados que los antiguos nos dejaron, y además como ha sucedido últimamente con Bogotá y la mayoría de nuestras ciudades la alta tasa de movilización de sus gentes por el crecimiento poblacional y el comercio debido a las grandes migraciones que se han dado en un país que ha sido azotado por la violencia social, ya no importa ni siquiera saber quiénes fueron sus fundadores.

En el mismo terminal de transporte, en ese corto espacio que la separa del centro se encontrara con parte de una ciudad abandonada y de pobreza, mientras si se encamina a dar el respectivo tercerazo del que antes se hablamos, verá a una población flotante y estacionaria a la vez a la vez que se encontrará con unos parques que reflejan un mayor cuidado especial como el de la Plaza de Bolivar a donde está la alcaldía, o el del Murillo Toro a donde está la gobernación del Tolima, mientras el descuido es mayor, y siempre parece haber sido así, para el parque de Galarza, porque los habitantes que conviven en el sector durante decenios no han obtenido ningún acicalamiento de protección ambiental respecto de este parque central, que incluso tal y como se ve reflejada en la foto de esta pileta en total abandono porque tan solo sabemos que se hizo en el años de 1.826 en la administración del general Aquilino Aparicio, a pesar que es parte de alta movilización de las gentes de todos los sectores de la ciudad y de los que llegan por la vía de Armenia o Pereira.



Y que debido a ésto el autor en el siguiente blog presentará las fotos de lo que pudiera ser un parque acogedor, durante años de años a pesar de la frondosidad  de su naturaleza, sus monumentos contrastan con el abandono en que está, mientras los otros del centro de la ciudad gozan de mejores atenciones por parte de sus autoridades.

Sin embargo, y así lo corroboran muchas gentes, la ciudad con su comportamiento social y exuberante de naturaleza y del folklor atrae a tantos forasteros y naturales, que son muchos los que llegando a una edad de jubilación por la edad, se regocijan ante ella.

Un breve vídeo tomado en el parque nos deleitará.