Dentro de los pocos edificios antiguos que están conservados en Ibagué como patrimonio arquitectónico y cultural está El edificio Urrutia que fue construido en 1.923 por uno de los muchos personajes que pasaban por la ciudad teniendo en cuenta que desde la fundación ésta se concibió y forjó dentro de los habitantes el imaginario de ser una localidad de paso que solo con los años tras el crecimiento de la población luego de la violencia generada en la década de los años 50 y siguientes del siglo pasado creció también el sentido de pertenencia para que fuera lo que hoy es, y que refleja cómo las construcciones antiguas ante el afán mercantilista de los dueños de las viviendas por el uso de las tierras incrementaron en este sector de la Pola, el más representativo de lo que fue el nacimiento de una ciudad con sus gentes, incrementaron la destrucción de casas con sus fachadas y ornamentos, y con ello parte de la historia de lo que ha sido el desarrollo del núcleo urbano, como cuando a principios del siglo XX la llegada de paso de muchos inmigrantes venidos del medio oriente contribuyeran con el comercio.
Así también, la remodelación de esta construcción se hizo por el ingeniero Jaime Alberto Jiménez bajo los auspicios de Elías Acosta, un comerciante que muy al estilo de lo que otros mecenas han hecho respecto de la conservación de inmuebles que por su sola obra resultan siendo monumentos para la posteridad, así fuera con el ánimo de lucro, este en vez de demoler una casona destruida por el uso y el tiempo que dejan los años, decidió que fuera restaurada con el color cercano al vegetal de la Plaza de Bolívar, y que hoy es ocupado por la universidad Cooperativa.