Ibagué


Leer estos links de arriba después del artículo de abajo, preferiblemente.
El 14 de octubre de 1.550 en la meseta que hay entre los ríos Anaime y Bermellón donde hoy es Cajamarca, el capitán español Andrés López de Galarza fundó La Villa de San Bonifacio de Ibagué conocida hoy como "La ciudad de Ibagué", "La ciudad musical de Colombia" o la "Ciudad de los Ocobos", y trasladada el 7 de febrero de 1551 a las orillas del río Combeima por motivo de seguridad ante los continuos ataques de los Pijaos comandados por Calarcá, más conocidos como Pijas por los españoles debido a que andaban completamente desnudos y que de vez en cuando usaban guayucos, y porque cuando los vieron por primera vez les parecieron deshonestos por no tener alguna cobertura en sus partes intimas, tal y como lo contó Fray Pedro Simón en sus crónicas  que por su oficio sacerdotal franciscano recorrió las tierras junto con los conquistadores del Nuevo Reino de Granada y la Provincia de Venezuela que hacían parte del mismo Nuevo Reino de Granada,  dando así cumplimiento  a la orden emanada de La Real Audiencia de Santafé que era el organismo que administraba la justicia, y que en esta ocasión le encargó la pacificación del  territorio Pijao luego que se instaló el 7 de abril de 1.550 en una casona que daba a la Plaza Mayor (hoy Plaza de Bolívar) y actual Palacio de Justicia; cuyos jueces Juan López de Galarza y Beltrán de Góngora conocidos como oidores, a los  55 días de su funcionamiento le encargaron al hermano menor del primero, pacificar El Valle de Las Lanzas llamada así por que como guerreros usaban largas lanzas afiladas en la punta y cortadas por las hachas de cobre que en su momento ya era conocida por estos, pacificación que debía hacer junto a las provincias circundantes y poblar un pueblo de españoles en sus inmediaciones debido a las dificultades que tenía la travesía por el Camino de Guanacas entre la Real Audiencia de Santafé y la gobernación de Popayán por los peligros de los asaltos continuos a los viajeros por grupos de las etnias Pijaos que aparecían a su paso por La Plata y Popayán  entreverada en la Cordillera de los Andes, cuando ya los conquistadores comprendieron que debían de lograr un mayor control de estas tierras que auguraban riquezas con la explotación de sus recursos mineros basados en las muestras de oro recogidas por el capitán Hernán Venegas en las montañas del Quindío, en su camino a la conquista de Santafé de Bogotá y el reino cundiboyacense de los Muiscas.
 
Desde que salió de Santafé en la tercera semana de Junio del mismo año investido del rango de Capitán y Justicia Mayor, acompañado de 75 españoles con 40 hombres de la tropa a caballo, con dos de estos especiales para su uso, perros de presa más todos los pertrechos y aprovisionamiento para este tipo de conquistas, tasadas por el mismo en 6.000 pesos oro de su propio peculio, donde la expedición cogió rumbo hacia el occidente de la salida de la capital del nuevo reino para ir descendiendo por la cordillera central, y luego llegar a "San Dionisio de los Caballeros de Tocaima" adonde lo esperaban para integrarse al grupo, algunos vecinos y fundadores de esta población, entre ellos Hernán Venegas que estuvo unido a Magdalena, la hija del Zipa Sagipa con la que tuvo varios hijos, de los que hay referencias de Diego, Hernán, María e Isabel, aunque de esta unión no hay pruebas documentales que ratifiquen la existencia de un matrimonio formal y que a edad madura, contrajo matrimonio, comprobado documentalmente, con Juana Ponce de León, la hija del gobernador de Venezuela de la que tuvo cuatro hijos y cuatro hijas, y luego que muchos conquistadores solo vinieron con el ánimo de conseguir riquezas para llevarlas a sus tierras de origen, este en cambio tras su regreso a España, regresaría nuevamente porque era más fuerte el sentimiento creado de gloria y poder conseguido en estas tierras, obnubilado por sus conquistas que incluso en sus conflictos por sus heredales con Gonzalo García Zorro por la conveniencia o no de matar a Aquimenzaque, el cacique de Tunja, quien terminó muerto por el propio Zorro en la celebración de sus esponsales, aduciendo que la concentración de los indígenas se convertía en un acto de rebelión contra el familiar de su mujer indígena, el mismo que a la llegada del pacificador, partió junto con Pedro Gallego, Lope de Salcedo, Francisco de Trejo, Miguel de Oviedo como los de más nombradía, reforzando las tropas de este, y tomaron la ruta que los llevaría a las ardientes tierras que bordeaban el río Grande de La Magdalena, hasta llegar a La Canoa de Montero.
Conocido ya por los conquistadores cuando el Capitán Hernán Venegas en 1.545 pasó por el sitio adonde El Río Grande de la Magdalena limita con Girardot y Flandes  al que llamarían luego "El puerto de las Canoas" y debido a que dentro de la tradición familiar desde la época de la Colonia Pastor Montero salido del seno de esa familia dedicada a pasar a los viajeros de uno al otro lado del río hasta que levantó una enramada que se llamaría con el tiempo Girardot, o el sitio conocido por la región de las Chivateras debido a la extensión de la crianza de estos animales  muchos años después, y que según el fraile Pedro Aguado, el cura capellán de la expedición Francisco Antonio González Candis celebró una misa probablemente el 25 de junio de 1.550 ; y que partieron luego hacia el Valle de las Lanzas  en los terrenos que están entre los cerros de Doima, La Martinica, y San Juan de la China, y vadearon el río de Cutucumay, o "El río del oro" que más tarde llamaron el río Combeima hasta llegar al pueblo de Metayma muy cerca del actual Ibagué, donde fueron recibidos y agasajados por  los caciques Ilobone y Otaque. A partir de ahí, o poco antes,  o como siempre lo hicieron desde que llegaron a estas tierras,  comenzarían los problemas con sus primitivos habitantes que durante siglos habían tenido como suyas entre los valles de los ríos y montañas que mayoritariamente iban desde el valle del río Combeima hasta el del río Grande de la Magdalena, porque la ansiedad por el oro rompió todos los protocolos con su llegada en son de paz,  y generarían en poco tiempo uno de los mayores conflictos de guerra y  destrucción dentro del interior de lo hasta ahora descubierto, en el que durante más de seis décadas morirían cerca de 40.000 indígenas y 4.000 españoles, quienes  por el peligro y la situación de guerra que generó la fundación de la ciudad a donde hoy está la cabecera de Cajamarca, el lugar actual que escogió este conquistador para su traslado, está ubicado con grandes extensiones de tierras y valles con los que avizoró que tendrían más dehesas para la agricultura y ganadería con buena seguridad para convertirse en el principal baluarte de dominación en un territorio que todavía estaba por explorar y conquistar a nombre de su majestad el rey de Castilla, tal y como se lo encomendó La Real Audiencia de Santafé de Bogotá mediante la fundación de encomiendas y de fuertes que sirvieran para posesionarse como verdaderos dueños de las tierras descubiertas, y dando el nombre del mismo cacique Ibagué que mandaba a dichos indígenas, y quien luego del agasajo que les hizo tras intercambiar durante 8 días regalos en los que fuera de las prendas y las gallinas las intercambiaron por el oro que estos llevaban en la creencia que solo serían de paso, tendrían que abandonar todos estos tributos por el de la guerra desatada contra los que los quisieron convertir en sirvientes. Con la huida del mismo Cacique y sus gentes, la población sería por primera vez incendiada en dos ocasiones por estos, y cercada por más de 40 días hasta que llegaron los refuerzos que pidió a la Real Audiencia mediante dos indígenas que envió por diferentes rutas con el correo pidiendo auxilio, previendo que cualquiera de los dos, los podrían salvar del asedio constante, con la llegada del capitán Asencio de Salinasque con su tropa pacificaría a Tocaima y por último a  Ibagué,  las dos primeras provincias que se rebelaron contra la llegada del pacificador Andrés López de Galarza.      

Así comenzaría una nueva etapa en el entorno histórico de esta ciudad que que es una de las más antiguas de América en donde la tribu comandada por el cacique  Ibagué sería una de las primeras en ser destruidas e inmoladas ante la presencia de los conquistadores que a través de varios siglos harían que el poblado siguiera siendo un lugar de paso para aquellos que atravesaban la cordillera desde Popayán a Bogotá, o también mediante el río Grande de la Magdalena que atravesaba el país desde la costa norte de Cartagena de Indias hasta el interior atravesando las montañas por el camino del Quindío; y en que esta localidad iría creando otra nueva historia con sus gentes y sus costumbres almibaradas de encomenderos con sus culturas autóctonas entremezcladas con la fe de la religión católica para apaciguar a los nuevos siervos de indígenas y esclavos que fueron traídos a una sociedad que a través del tiempo solo tenía noticias del exterior por los viajeros que pasaban con sus recuas de mulas y el hospedaje que brindaba a los forasteros con sus mercaderías, y que pernoctaban a su paso en donde las costumbres transmitidas en las siguientes generaciones  solo se vieron afectadas por los asaltos de los indígenas, la quema de sus casas, los terremotos y la expulsión de lava de algunos de sus nevados, el amotinamiento de sus habitantes ocurrido en 1.781 en la vieja plaza principal de Ibagué, que hoy llamamos "La plaza de Bolívar", que sirvió de plaza de mercado, surtidor de agua, lugar de reunión por parte de las autoridades y los diferentes festejos al santo de su devoción, "San Bonifacio", sublevación que hicieron rompiendo las puertas y las ventanas de la casa del Administrador de Rentas, en la que robaron el aguardiente mientras que los manojos de las hojas de  Tabaco fueron quemados.  El robo de las campanas de la iglesia y la liberación de los presos de "La Casa Consistorial" a donde hoy está "El Edificio Nacional"  en el cual funciona ahora la D.I.A.N. (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales), la visita de José Celestino Mutis en las Minas del Sapo en el Valle de San Juan entre 1.777 y 1.783 en jurisdicción del antiguo Ibagué, o la visita de Humboldt y Amadeo Bonpland  en 1.801, o el intercambio cultural con las familias prestantes de Siccard y Buenaventura, de cuyos linajes saldrían los tertuliantes del siglo XIX que se reunían bajo el auspicio del colegio de San Simón en donde hoy queda el Banco de la República, a celebrar con los aires musicales de la región, de donde saldría más tarde La Academia de Música en 1.893  y luego tras "La guerra de los mil días" reaparecería en 1.906 "La Escuela Orquesta" dirigida por el maestro Alberto Castilla que daría como resultado el origen del Conservatorio del Tolima. 

Tendrían que pasar años para que la leyenda de "Ciudad Musical de Colombia" trascendiera a pesar que en el exterior el Conde Gabriac que la visitó en 1.886 salió encantado por el colorido de sus casas, la atención de sus gentes, y los sentimientos musicales de la población, los cuales apreció al irse para Europa convencido de que la música de la región era la que más trascendía para llamarla así, aunque hay otros que afirman que todo se debe a la importancia que tuvo la música en el Tolima y Colombia con la entrada en escena del desarrollo histórico, el maestro Alberto Castilla que con su participación no solo en política si no en la música, la hizo trascender en medio de todos los avatares de la violencia social que se dieron entre los grupos políticos por la propiedad privada sobre la tierra, y la función social de esta como recuerdo de los viejos radicales liberales que se opusieron a los que querían en Colombia un país centralizado y otros de federalista, y en que los dos partidos históricos entre esos vaivenes de las guerras, la ciudad se convirtió en estratégica en las confrontaciones que se dieron por el poder, como lo fueron la lucha de los artesanos liderados por José María Melo que depuso a José María Obando, o la importancia que tuvo para Tomás Cipriano de Mosquera por que quería que sesionaran los constituyentes que dieron vida jurídica a "Los Estados Unidos de Colombia" en 1.863 que se conoce como la "Constitución de Ríonegro", debido a que la ciudad no pudo tener un espacio adecuado para alojar a los constituyentes, o los resplandores que tuvo el país con la llegada de "Rafael Núñez" al poder adonde se declaró la ciudad como capital del departamento del Tolima, y después de la guerra de "Los mil días" tras la muerte del general Tulio Varón cuando quiso apoderarse de la ciudad, en donde sucederían otros sucesos históricos como la que hizo Benjamín Herrera que logró que los liberales no volvieran por la vía armada para la toma del poder, si no mediante las ideas, hasta culminar luego de las muchas disputas en una ciudad que siendo de paso fuera la que acogió de las poblaciones vecinas a los que huyeron por las tensiones de la violencia, producto del terror de las bandas criminales que estuvieron en torno al conflicto social luego del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en 1.948, y que fue luego del Bogotazo del 9 de abril de 1.948 la que más destrozos tuvo por los exaltados con su muerte. Seguirían otros más sucesos donde ya la ciudad en los albores de la sexta década del siglo XX con la gran emigración a las ciudades de los campesinos y gentes que huyeron hacia las ciudades con mayor población, la que se transformaría en una gran urbe, igual a lo que aconteció con otras poblaciones del país que convertirían a Colombia en un país de ciudades por la alta concentración de gentes de origen campesinos en la búsqueda de un mejor bienestar de vida. Lo mismo que la fama que tiene como "La ciudad de los Ocobos" que durante dos veces al año entre marzo y agosto antes de llegar el invierno, el tapiz rosado de sus flores, entreveradas de blancas y amarillas, tapizan sus calles y parques de todos los barrios, tal y como sucede en algunas grandes ciudades de Europa o de Venezuela, y que la adornan como si los días fuesen festivos, tanto así, que desde el año 2.000 fueron declarados como emblemas de Ibagué, la capital del Departamento del Tolima.
   


La historia de Tolima es fascinante y rica en detalles que reflejan la diversidad cultural y la resiliencia de su gente. El libro "La Historia Básica del Tolima" ofrece una ventana a este mundo, narrando los eventos y las figuras clave que han dado forma a la región. Desde la fundación de sus municipios hasta las luchas internas que han marcado su desarrollo, este libro es una fuente invaluable para aquellos interesados en profundizar en la identidad colombiana y sus múltiples facetas.


Compre ahora