En el tiempo del corona virus 19 (Parte 2.)

La actual pandemia del Coronavirus 19 que nadie esperaba, fuera de amenazar con más muertos, mientras los que sobreviven quedan probablemente vacunados contra este, los demás quedamos propensos a que en algún momento de nuestras vidas a quedar expuestos, si no tenemos las precauciones para evitarlo porque ya sabemos de sus posibles consecuencias fatales. O muertos, o con lesiones más severas en nuestros organismos que las de este virus que se extiende por el mundo, y que nunca antes desde el siglo XIV los seres humanos lo habíamos vivido.

Los muertos que está ocasionando a pesar de las medidas restrictivas dictadas por los diferentes gobiernos de todos los países del mundo, si bien han ayudado para contenerlo, todavía no sabemos hasta cuándo pueda perdurar, o como las gripas comunes que con frecuencia nos afectan, la pandemia dure más entre nosotros, y como todos los virus se transforme en otro más o menos letal a medida que vaya creciendo su contagio. Y todo esto a pesar del alto grado de desarrollo social, económico y científico a que hemos llegado los humanos, tal y como lo dijimos antes. Ya sabemos que  se multiplica por el contagio cuando un interlocutor que lo tiene habla sin su respectivo tapabocas a menos de dos metros de distancia, y que nos afecta si nosotros no lo tenemos, y no respetamos  esos protocolos, mientras nos pasamos las manos sobre superficies que ya han sido contaminadas, y  terminamos por llevárnoslas a la boca o a los ojos; una costumbre que es muy común por nuestra propia condición humana que todos tenemos como parte de nuestras conductas, y a las que tendremos que habituarnos hasta que haya una vacuna, que por desgracia los científicos no se habían adentrado a estudiarlas en sus laboratorios para los virus porque se hacía únicamente para combatir aquellas bacterias que resultan agresivas para nuestra sobrevivencia como especie, pues sabemos que también miles o millones de estas nos ayudan a llevar una vida protegida de enfermedades endémicas. Y es que para los legos  en medicina como en el caso mío, las bacterias se reproducen  o se desarrollan solas, los virus para hacerlo necesitan de organismos  externos como el cuerpo humano, o el de los animales de donde seguramente salió  para multiplicarse mediante el contagio. Algo parecido a lo que aconteció con la peste negra en la Europa del siglo XIV en una época donde para controlar esa pandemia diferente pero igual de mortal a la de ahora, tuvieron que aislarse e impedir la llegada de los comerciantes, buhoneros como los vendedores ambulantes de hoy en día, y de trashumantes a sus feudos, y en especial a los comerciantes de telas porque entendieron que ese era uno de los medios por donde se transmitía el virus que algunos llamaron o confundieron  con  la peste bubónica, y otros que aseveraban que la peste era producto de la transmisión del virus por las pulgas de las ratas negras que ante la muerte de estas, buscaban como paliativos la sangre de los humanos para sobrevivir, y así en ese camino de transmisión fue afectando a la población en la que murieron  millones de personas, con el consiguiente atraso de las economías del medioevo, y que obligaron a los grupos  poblacionales   que en Europa mediante las guerras  controlaban los espacios territoriales para su subsistencia a aislarse o refugiarse para protegerse, con consecuencias que fueron fatales para la humanidad por más de 150 a dos cientos años, y que todavía no hay consenso sobre ello entre los investigadores sobre esa pandemia.

No sabemos  sus consecuencias, pero que de no conseguirse una vacuna o un tratamiento efectivo contra el virus, nuestras costumbres sociales cambiarán y de hecho el Internet ya lo está  haciendo  con la comunicación  y difusión creando nuevos hábitos de lectura, entretención y de estudio como de tantos otros usos que tiene la web. Se parece a esos viejos adagios que usan nuestros ancestros: "No hay mal que por bien no venga".

Esa es nuestra extraña realidad con este virus que a muchos nos puede llevar a las tumbas y al atraso de las sociedades que hasta ahora hemos forjado.

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