La generación de los sin libros impresos

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Libros digitales 2

La generación de los sin libros, impresos. 

Aunque no lo creamos, para algunos de esta generación y las que siguen, serán los de la era digital, que es el resultado de ese proceso evolutivo social  del hombre, que pasando por la época de las cavernas hasta nuestros días, no han sido más que progresos en ese interminable proceso de desarrollo de la humanidad a través de la historia; tanto así, que desde las cavernas pasó de ser nómade a sedentario, después de pasar como recolector de frutos y cazador de animales en grupo para así conseguir el sustento con la proteína animal, más el descubrimiento del fuego, en ese eslabón de desarrollo gracias a los excedentes del trabajo social mediante la división del trabajo con la aparición de la agricultura y la ganadería.

La necesidad también de cuantificar todo los bienes que producía, y así abarcar dentro de sus conceptos mediante el lenguaje, su propia existencia en el grupo social con sus dioses que fueron la justificación para constituirse como ser social y como especie animal, superior a los otros que nos acompañaban y han acompañado en la vida en la tierra, y en el que la necesidad de la comunicación mediante el lenguaje, el trabajo, y sus manos permitieron el progreso del cerebro en que la abstracción de la realidad es imprescindible para ser lo que somos, y en donde la tecnología no es más que parte de la extensión de nuestros sentidos.

Hemos pasado de la época en que los copistas conocedores de esos vastos conocimientos de la transmisión del lenguaje con signos grabados sobre piedra o sobre arcilla de los sumerios hace 3.500 años o de los egipcios con sus papiros y su escritura  cuneiforme de 3.000 años de antigüedad, que implementaron la recopilación de todos los conocimientos de su tiempo, mediante la recopilación de los libros, que ya por esos años permitieron el avance social y religioso que también se fue conformando en la creencia de un solo Dios, y en donde más tarde los copistas de la edad media, cuyos conocimientos avanzados permitieron la recopilación de los libro escritos de otros pocos que sabían leer y escribir para que así esa transmisión de conocimientos,  reposasen en las bibliotecas manejadas en los monasterios por un Abad que era el que decidía qué libros tenían la preferencia para ser copiados, y de donde surgieron los antiguos calígrafos.  Unos cuantos lo podían hacer, y solo con la aparición  de la imprenta de Gutenberg y la publicación de la Biblia, sería la que favorecería en gran parte ese proceso de democratización de los conocimientos, y claro que con los diferentes procesos sociales como los de la revolución industrial, los diferentes sistemas políticos y económicos de las naciones, más ese imaginario social que se ha desarrollado a través de los siglos, y que hoy como resultado con el advenimiento del Internet y los celulares que definitivamente se han constituido como las fuentes de todos los conocimientos de estos medios de comunicación.

Los entornos de ahora son diferentes a los que vivimos y vivieron las generaciones anteriores a la nuestra, y muy seguramente serán mucho más  diversos dentro de unos pocos años. Es más, la robotización y la expansión de los sentidos del hombre para estudiar los confines del mundo ayudado con estos nuevos inventos y la consiguientes revoluciones con la aparición de la inteligencia artificial, nos permitirán nuevas concepciones del mundo, y también como ya lo intuimos saber de que hay vida en otros confines del universo, aunque todavía no sepamos si esa vida también será igual de inteligente como la nuestra, y por qué  no, mucho más que nuestra civilización. 

Algo que le debemos a los libros, a los que a través de los siglos han permitido la transmisión de esos conocimientos de generaciones en generaciones de los seres humanos  para que el hombre sea cada vez más libre, pues gracias a ellos la cultura humana, la misma ciencia, y el invento de las nuevas tecnologías provenientes del descubrimiento del transistor y esa arena con que a veces disfrutamos en las orillas de los mares, han sido parte indispensable para estos grandes acontecimientos que a diario nos dan y deparan los científicos.

Estamos viviendo una nueva etapa en la transmisión de los conocimientos cuando todo parece indicar, además que las nuevas generaciones en su gran mayoría, o el vulgo como dicen algunos, nunca se han leído un libro impreso, que incluso hace unos pocos años era frecuente oír en los jóvenes, los dichos de para qué leer un libro, si lo podían hacer viendo una película que los recreaba, o los novedosos libros para oír, mientras en nuestras sociedades de América Latina y muy diferentes a otras culturas, las antiguas librerías han venido cediendo el paso a los grandes conglomerados técnicos que han sabido aprovechar las nuevas tecnologías de los libros digitales, como Amazon.com, Lulu.com, la Librería Nacional y tantas otras editoriales dedicadas al comercio del libro, han venido cediendo a la venta de los libros impresos por los digitales, debido a sus bajos costos, y a la comodidad que hay para leerlos; y aunque como costumbre, la gente prefiere leer o ver otros tipos de contenidos, como las de las revistas o los mismos periódicos, que muchos de los que crecimos leyéndolos, ahora lo hacemos mediante el computador, las tabletas y los celulares. Los libros como tales se seguirán leyendo por unos pocos y  menos los impresos. 

En fin. Así serán las costumbres de las futuras generaciones lo mismo que las de ahora con el surgimiento de los videos juegos que remplazaron a los cuentos de los caricaturistas y las innumerables historias con que también crecimos, pues estos son los que entretienen a la juventud de hoy.