Los peligros decembrinos

Imagínese que por su labor cotidiana y de trabajo vaya a ofrecer sus artículos que elabora a una miscelánea del sector en donde vive, y mientras se da la venta aparece otro personaje pidiendo un servicio urgente a la empleada de que le prestara un celular para enviar un mensaje de una imagen por wathsapp a una persona que está esperando y no llega. "Que es vecino", le dice a la que atiende. Y de paso ya ha llegado otra  a pedir otra cosa, y Ud. sospecha que lo hace a propósito, y como tal le pone cuidado a la mercancía que está mostrando, por si de pronto se trata de otra cosa. Y parece que no se equivoca. Ante tanta insistencia, esta le dice que no puede, si no tiene un celular. Cuando ve que todos estaban  a la expectativa, se va.

- ¿Si lo vio? Dice la muchacha.
- No le puse, cuidado. Dice el  vendedor.
 ¿Por qué? 
- Porque era un ladrón. ¿Acaso no se dio cuenta?¿No se fijó en los zapatos? Siguió diciendo. 
- Ni siquiera lo vi, contestó.
- Los zapatos los tenía sucios, y así mucho menos le podría prestar el celular. Era un ladrón, y estuvo detrás suyo.

Entre charla y charla juntos concuerdan de que si lo era, asi lo mismo que la dueña del negocio  que lo atendió.Y sin embargo pareciera que a estos personajes que hacen sus vigilancias le están enviando un mensaje siniestro en el que insinúan que en el sector le robaron  el celular, y además lo están amenazado, porque en otro lado y bien abajo de donde antes estuvo, al rato de haber pasado lo anterior, coge un bus para que lo lleve al centro, y al pasar por el mismo sector, otro ya mayor, toma el mismo bus y justo se sienta a su lado a propósito habiendo más puestos desocupados, y quien  tiene la cara torcida a un lado como si hubiese tenido un derrame, el mismo que sufrió este, y en donde le hace caer en cuenta que le va suceder lo mismo por estar tomando una cerveza en las horas de la tarde. Y no se trata de una simple sugestión porque lo distingue por esos mismos lados, a la vez que carrespea llamando la atención, y golpea con sus pies disimuladamente para probar, si ya entendió el mensaje. Recuerda que hace años estaba estresado e iba por la misma avenida por esas calles que a veces  pueden ser peligrosas, otro vendedor que vive por el sector le ofreció en venta un artículo extraño y delicado, a lo cual dijo que no, y curiosamente  al mirar al frente  suyo iban dos policías en una moto como si estos se lo hubieran insinuado a propósito, y como si lo conocieran para hacerle crear la sospecha de que andaba en malos pasos. Y claro que esta suposición puede ser cierta o no, pero por otras que ha vivido en su entorno, se lo imagina. Y llega por último a comprar unos herrajes en un negocio famoso de unos paisas a donde hace años hubo otra vendedora que cada que llegaba a comprar y que sabía cuál  era su  precio,  esta se lo subía adrede, como si hubiera alguien por lo alto que lo quisiera ver en la mala, pues en muchas ocasiones le sucedieron cosas parecidas, tal y como le aconteció hace años en un jugadero de Bingo, en la que uno de los administradores no lo dejó entrar porque nunca iba a apostar. Al llegar a la casa le sucede algo parecido. En fin, son muchas cosas que le han sucedido  que lo aturden por situaciones que se dan como si en esas calles, alguien lo estuviera vigilando, y también recuerda que lo mismo le pasó  con los atracos que le han hecho  en esta ciudad, o en las provocaciones que permanentemente le suceden. A veces supone que es un familiar que tiene nexos con imaginarios de esa raigambre  y  porque en esa relación existen otros interesados en obligar a que permanezca enajenado por cuenta de un legado oculto, mientras los ladrones bien informados saben a que se dedica, y con los mismos fines sacan provecho cuando tiene entre sus manos algo de valor, o suponen que le irían mejor de lo que están. Y es que así son estos imaginarios acusiosos, lo mismo que los que venden lotería por las calles, que se le acercan cuando saben que escribió algo, y como ventorrillos  de chismes se le acercan con el fin de recordarle que en otro tiempo uno de ellos le echo una historia a propósito acerca de un cuchillo cerca de donde anduvo por las Ferias y de un muerto con alguna sentencia guardada; y que no sabe si es cierto, pero que todo amerita para que estos informantes de calles, le estén diciendo  que alguien lo tiene entre ojos desde que llegó a esta plácida población para otros, pero que para él  es un pobre diablo venido a menos, por cuenta de otros. Y así va recordando, que en otros tiempos recién llegado hubo una amigo a quien se lo encontraba cada rato por la carrera tercera con 17 y hacía  como si no lo conociera, y lo miraba en seguida y con una de sus manos, las movía alrededor de la oreja, indicándole que estaba loco. Un anigo que lo había drogado y que solo lo vino a comprender después de años de años como si alguien con nexos policiales de hace casi más de 50 años lo quisiera enlodar estando en la pubertad, a raiz de otro secreto supuestamente  de policía y del que todavía no sabía nada. Y no. Había llegado asustado a esta ciudad, creyendo que lo querían matar. Así son los diciembres. Peligrosos para otros en estas temporadas navideñas. Aunque mucho más para los que roban por descuidados . O también para los que son protagonistas del rumor de esas calles por gentes inescrupulosas, y mucho más que cuando está publicando esto, por bluetooth alguién lo activa desde un punto cercano para cerciorarse de qué está escribiendo, como si fuera importante para el vecindario.