Algo parecido a lo que se dice de Gonzalo Jiménez de Quesada al fundar a Bogotá con las 12 chozas que construyó para pernoctar con su regimiento, y que sus enemigos afirmaran después que fueron un homenaje a sus orígenes judaicos y que le provocaron malquerencias con los reyes católicos cuando regresó a rendir cuentas a España en la discusión que tuvo con los conquistadores Sebastián de Belalcázar y Nicolás de Federmann que viajaron con este a dirimir sus disputas sobre los territorios conquistados en la Nueva Granada, lo mismo se afirma de las costumbres antropófagas de los Pijaos y de cuyo nombre se habla por sus costumbres de andar desnudos y comerse a los mismos indígenas que provocaron malestar y repudio entre todos aquellos que llegaron a saber de estas historias. Y es que con el descubrimiento se generaron diversos fenómenos culturales e históricos que terminaron influyendo a los indígenas, que solo a algunos les fue permitido emparentarse con los españoles. Tal es el caso del cacique Combeima o Baltazar, una estrategia acogida por los españoles que les permitieron tener hijos con mujeres españolas para luego convertirlos en su aliados y contrarrestar así a los Pijaos. Lo anterior, traería consigo la derrota del cacique Calarcá, pues el cacique Combeima tenía conocimiento de tácticas de guerra, secretos de trochas y caminos indígenas, por lo que al tenerlo del lado del español, dichas tácticas y caminos, serían utilizadas para combatir a los mismos Pijaos, tal y como lo hizo don Juan de Borja con la conquista y fundación de Coyaima y Natagaima basado en la enemistad que tenía con su propio hermano Calarcá. Fue así como se quedaron con las mejores tierras incluyendo minas y por su puesto la autonomía que antes tenían porque tenían que pedir permiso incluso para ir a la guerra en donde los consejos del Mohán fueron cambiados por la orden de los curas doctrineros hasta terminar siendo esclavos en su misma tierra y en las que se usó el doble discurso para satanizar al contrario con el fin de inculcar el combate entre ellos mismos mediante una justificación moral para legitimar su propia degradación. El Mohán siendo una pieza fundamental en la estructura jerárquica de la sociedad y la política con que eran gobernados antes, y por esa razón terminaron siendo perseguidos lo mismo que se dijo acerca de la antropofagia de los Pijaos, y que se usó contra ellos mismo como forma de justificar su dominio y conquista en en América, pues por el hecho de no ser concebidos como guerreros sino de de brujos por el uso del tabaco y la amapola en sus brebajes que usaban en las ceremonias rituales, los estigmazaron de hechiceros tanto que los curas desde sus púlpitos persuadieron a los indígenas en su contra y raparles así las cabezas, ordenando a que el pueblo les diera azotes en la plaza pública y que contra los pijaos por su belicosidad durante casi cerca de ocho décadas fueran perseguidos y ajusticiados, y fragmentadas sus familias en unión con otras hasta lograr casi la pacificación, porque con los años surgirían otros en defensa de los resguardos a los que fueron condenados a vivir en sometimiento de los curas doctrineros por orden de los reyes católicos.
Sus costumbres antropofágicas o caníbales con las que se les juzgó no fueron más que esos discursos dobles que usaron en justificación los doctrineros que llegaron a conseguir oro desde los mismos momentos que pisaban tierras americanas, y aunque se conoce que lo hacían basados en ancestros antiguos con el fin de conseguir las cualidades de sus enemigos que perdían en dichas refriegas, y muy seguramente lo usaron contra los conquistadores con el fin de crear temor en sus enemigos; no es tan seguro de que así lo fueran, pues solo se tiene los testimonios de algunos de los principales de "Los cronistas de las Indias" que hicieron parte en la guerra que se libró contra estos, y aunque fueran ciertas las extendieron a todos con el fin de justificar sus actos genocidas tal y como lo hicieron con la cacique Yulima , a quien la encontraron cuidando un supuesto tesoro en el cerro Machín en donde se hacía adoración de la luna y del sol, y bajo esas circunstancias tomada prisionera por las tropas de Andrés López de Galarza y traída a Ibagué para condenada a la hoguera y quemada viva por estos, mientras sus descendientes harían crecer la leyenda de que el dios del fuego vistos por los propios indígenas la purificaba y su espíritu se convirtiera en la Diosa de las Nieves que habita en las profundidades del Nevado del Tolima.
