La salud en Colombia

 
Cuando uno está joven cree que el mundo está en sus manos y si por alguna razón debe asistir a un médico por alguna circunstancia o enfermedad que tenga, se acudía a él para solucionar el problema. Siempre creímos que éramos dioses y nunca pensamos que íbamos a llegar a viejos, a enfermarnos y a morir. Vale decir que por la forma en que vivimos ni teníamos manera de acudir a este, ni tampoco lo necesitamos. Aunque sabemos que esa era una equivocación, también correspondía a esas falsas ilusiones en que nos formamos y por los conceptos tan dispares de una realidad apabullante de que el acceso a la salud solo la han tenido los que laboran en una empresa del estado o particular, y también porque los costos de la salud eran elevados para la mayoría de los colombianos y carecíamos de oportunidades, lo mismo que para pagar el derecho para una pensión para los que llegáramos a la vejez, y que a pesar que nos digan que los subsidiados por el estado cuando llegamos a la edad de los adultos mayores tenemos la mismas oportunidades de los que han pagado la salud durante las 1300 semanas indispensables para tener una pensión digna, y además tener el derecho a solucionar los problemas de la salud por razón de la edad no son ciertas. Existe un menosprecio total por parte de las EPS y las IPS respecto a la atención que todos los colombianos deberíamos tener hasta morir dignamente, y eso sin hablar de una pensión que como el caso del autor por multiples razones ha sido victima de vendimias que prefiero no comentar porque se nos homologa a limosneros o a sinverguenzas que vivieron la vida sin ton ni son. Digamos que la atención de la salud en condiciones óptimas como nos la pintan para los subsidiados y llegamos a viejos no son eficientes y a pesar que el que escribe ha sido atendido dignamente, presenta sus fallas tanto para la atención como para la entrega de las medicinas que a veces es posible que para agilizar por el estado de salud del paciente, o porque se cuenta con recursos propios y decide comprarlos él mismo por la necesidad que tiene para su consumo y mejorar así el estado de salud en que se encuentra. Y quien lo creyera. Cuando uno cree que ya lo tiene todo en las ciudade como es el caso de Ibagué las dificultades aumentan por las colas y la casi imposibilidad de lograr una cita médica no solo para medicina general o para el especialista porque para este último es mayor el tiempo para conseguirla y en ese lapso el paciente podría morir sin lograr la atención requerida. O como en caso del autor que pidió una cita para el oido, para conseguirla fue una odisea y gracias a la ayuda de una relación de amistad logró conseguirla y esperar un lapzo de tiempo más o meno largo y que después de solucionar la atención primaria del detape de los oidos, se le formuló otra cita con otro especialista en donde las colas siempre son agobiantes y que al lograr la autorización de la E.P.S. fue directamente a conseguir la cita y se encontró que la cita era para depués de dos meses, y justo el día anterior de cumplirse la fecha para la cita médica , llamaron del hospital a decir que la cita no se podia cumplir por la E.P.S. les acababa de quitar dicho convenio que tenía  y que volviera nuevamente a pedir otra autorización para la nueva entidad que ellos tuvieran. Otro día perdido. Y resulta que estaba trancando otra diligencia de autorización para una operación en el mismo hospital y entonces a uno le queda claro que no hay nada seguro en lograr las respectivas órdenes de atenciones más complejas que se tengan, y que la salud como tal anda mal, asi nos digan lo contrario.
  
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