Crónicas de calles 3.

Como venía diciendo este ha sido un país raro para una persona que como yo ha venido sosteniendo la vida en esas calles, trabajando con gentes que han creído en lo que hago, como lo ha sido el hecho de haberme sostenido por mucho tiempo a base de lo que he producido en joyas de fantasías y acero para mujeres, y cuando pude de joyas compradas en el centro al por mayor a comerciantes que en algún momento me dieron la misma facilidad que en Bogotá, y también gracias a las ganancias que tuve por internet en un momento dado, e incluso hasta con publicidad paga en la que algunos comerciantes creyeron y tuvieron a bien colaborar durante casi más de lo que cualquiera pueda imaginar, y que para bien o para mal a algunos les duele que ande tranquilo por estas calles como si siempre hubiese tenido un enemigo oculto que durante toda la vida ha estado tras de mí. Sí, así como lo digo. Desde que apareció el Internet surgieron nuevos problemas de esas extrañas persecuciones que parecieran fueron instigadas por amigos que en su momento creí, y que con el correr de los años encontré que eran especie de forajidos de cuellos blancos tal y como lo decía en sus libros de derecho Penal Alfonso Reyes Echandía, que teniendo rostros de buena presencia y gentes de bien que encandilaban con sus actos a cualquiera, nadie podría creer que fueran maldadosos. Una especie de estigma en la que estos personajes actúan como los políticos inescrupulosos y agentes secretos de esos tiempos que trabajaban con comerciantes que como dioses salieron a hostigar y a tratar de cimentar una historia que a larga se les está devolviendo, y a quienes curiosamente se encontraron con una persona que trataron y lo siguieron haciendo durante años, creando una zozobra permanente en la que el único delito fue conocerlos, como si en su memoria hubiera los rastros de la imagen de un fantasma de algún malhechor confundido en un país de santos. Y aunque no somos santos, tampoco parezco ser lo que estos personajes creen o quieren que sea, que sin pundonor muchos lo han demostrado en sus caras como si les debiera algo, y mucho más cuando han organizado festines en su contra, y como si fuera un seguimiento de policía que incluso esos amigos aparecieron como por arte magia para sojuzgar en la creencia de que  anduviera ido de la cabeza,  aprovechando la circunstancia que estuve por muchos años aturdido por esos complejos que de niños los forman los mayores pero que sus consecuencias van más allá de lo que se imaginan y lo aprovechan los inescrupulosos para convertirlo en lo que quieren que sea, difamando y obstruyendo tal y como lo hacen ahora, y que lo pueden ver en la foto recién bajada del Internet para comunicarme, aduciendo mi origen paisa porque lo hacen con conocimiento, o bajo una amenaza sutil, como diciendo:

- Te tenemos en la mira.

Así son estas calles en las que el autor ha vivido, y aunque les duela a muchos, debo de decir que adonde he llegado o ido, siempre ha salido un posible enemigo que como un trauma, el enemigo oculto del que hablo ha tratado de perjudicar mi vida.Y claro que igual que lo dice la malicia indígena: 

- Que si lo hacen por las calles, por qué no lo pueden hacer por Internet.

Es una lástima que este sea un país de malhadados a morir. Y que se preocupen tanto por una persona que no le debe nada a nadie, si no que antes le deben. En fin, estas historias continuaran contándose que incluso hasta de los robos y atracos que ha tenido en su vida. O de las burlas que despiertan a tan agraciados personajes que tras sus risas es como si quisieran verlo a uno muerto, o en una cárcel. Y claro que uno pudiera estar equivocado, lo mismo que están estos.

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