"En nombre de Dios, de mis mayores y de la libertad, ni un paso atrás, siempre adelante y lo que fuere menester sea”. – José Antonio Galán.
La fecha del 16 de marzo de ese año 1781, ocurrió El Alzamiento del Común en el Socorro, comenzó con la protesta tumultuaria con la presencia de más de 2000 personas que se desplazaron posterior a las arengas de la plaza de mercado hacia la casa del Alcalde, con la consigna: "¡Viva el Rey, pero no queremos pagar la Armada de Barlovento!" que era un impuesto que despertó la ira del pueblo y la protesta se extendió en los poblados de la que era la antigua Provincia de Tunja, pertenecientes especialmente al departamento de Santander.
La vendedora de mercado Manuela Beltrán, "rompió el edicto con el arancel fijado en la puerta de la recaudación de alcabalas" el ataque de la multitud también fue orientado por parte de los tumultos a "las administraciones de tabaco, también a las rentas reales, a los estancos de aguardiente para derramar el licor y a las oficinas de recaudación, de dónde se extraían e incineraban los libros de cuentas de alcabalas, guías y tornaguías; también se embestían las cárceles y se coloca en libertad a los presos".
Por toda esa inconformidad del pueblo desembocó en la organización del Supremo Consejo de Guerra que fue proclamado en la plaza del Socorro, Santander en la histórica manifestación popular ocurrida el 18 de abril de 1781, encabezado por el líder Comunero José Antonio Galán.
Según la Cronología Comunera. También hubo por esa época al mando de José Antonio Galán, levantamientos tumultos, protestas y amotinamientos indígenas, luchando y reclamando sus derechos.
Las capitulaciones fueron principalmente formas jurídicas adoptadas por los comuneros que venían usándose siglos atrás en España y en el proceso de conquista; en el caso de la insurrección comunera de 1781, consistió en una enumeración de peticiones que contenían la reivindicación de derechos principales económicos, administrativos, políticos y religiosos solicitados por la población de criollos, mestizos y esclavos del Nuevo Reino de Granada.
Estas peticiones tuvieron como propósito central solicitar ante la corona española, la reforma del aparato fiscal que omitiera básicamente el exceso de impuestos como al tabaco, la quina, el aguardiente y otros. Incluso se venía cobrando un impuesto sobre transacciones comerciales para sostener la flota naval armada de Barlovento, que se venía cobrando muchos años después de que ésta hubo desaparecido.
El conocido texto de capitulaciones de Zipaquirá contenía 35 artículos los cuales se aprobaron por los miembros del Real Acuerdo y Junta Suprema de Santafé, que pretendía con esta aprobación detener la insurgencia comunera que se iba a tomar a Santafé y una vez alcanzado este propósito se firmó un acta de nulidad de las capitulaciones.
Aquí algunas de las 35 Capitulaciones Comuneras, tomado del Libro: Galán y los comuneros, autor José Fulgencio Gutiérrez, Ed. Imprenta del Dpto. Bucaramanga 1939. Págs. 205 - 209.
- Abolición completa y perpetua del impuesto de armada de barlovento;
- Cesacion de las incómodas guías y tornaguías;
- Abolición del odioso monopolio o estanco de tabaco, implantado como medida de tanteo por el Virrey Mesías de la Cerda; onerosísima para los productores e intermediarios y de flaco rendimiento para el fisco;
- Reducción de la contribución total y anual de cuatro pesos para los indios y de dos pesos para los mulatos requintados, no debiéndoseles cobrar en adelante a aquellos ni éstos estipendio alguno por concepto de óleos, casamientos y entierros; prohibición de que los párrocos continuaran gravándolos con la pensión de alferazgos en fiestas eclesiásticas; y, finalmente, restitución de los indios a los resguardos no vendidos y entera propiedad de aquellos sobre estos;
- supresión del gracioso donativo o capitación de dos pesos para cada persona blanca y de uno para indios, negros y mulatos;
También, resalto el "Homenaje del Pintor Alberto Urdaneta en el centenario del movimiento comunero. Grabado por Antonio Rodríguez, se incluyó en el libro "Los comuneros" de Manuel Briceño".
