El Espinal: "Entre la plaza de la Concordia y la de Antonio Caballero y Góngora"


A pocas cuadras de distancia se encuentran estas dos plazas de mercado de "El Espinal", que reflejan el crecimiento y desarrollo de una ciudad, muy parecida a las de casi todas las otras de Colombia, pues a su alrededor fluye la cultura de un pueblo, y los cambios que generan dan lugar a nuevas costumbres y modos de vidas sociales, que solo los recuerdos van quedando; y que a falta de un incentivo educativo de los gobernantes sobre el reconocimiento de la formación de los pueblos, y al no haber ningún registro de cómo fue su desarrollo, no existe en gran parte de sus habitantes la noción de pertenencia, en medio de las vivencias de una población que entre la agricultura y algo de lo que fue un proyecto textil para este municipio, y su crecimiento comercial al contar con numerosas vías que la entrelazan con el sur y el norte del país, ni siquiera los que laboran en ella saben de su propio origen. El espíritu colonialista que truncó el desarrollo social de los primitivos habitantes, y que tras el mestizaje apenas les deja entrever que solo "El tamal, la lechona, y el bunde tolimense" son las que la hacen merecedoras de su importancia en un país donde su historia solo le pertenece a unos cuantos, en medio del despilfarro de los recursos que el mismo estado ha sido obligado a dar para que su gente goce no solo del espacio público, si no de la cultura que la agrupa como exponente de una región.

El Espinal no es ajeno a esto. Alrededor de la construcción de las iglesias se forjaron nuestras ciudades, y como en este caso, la ciudad está atravesada por la troncal de la Panamericana que une al país de sur a norte, más los vestigios de lo que fue el transporte por tren que unía a Neiva e Ibagué con Bogotá, hoy “La  Plaza de la Concordia” fue erigida en el lugar donde antes estacionaban todas las flotas íntermunicipales.


Alrededor de la plaza de "La Concordia",  donde pululaba el comercio al ser abandonado por las flotas que allí se estacionaban hacia el nuevo terminal del transporte, y afuera de la ciudad, hoy existen sendas construcciones de grandes supermercados, y el comercio ha florecido ante el crecimiento de su población, y ante este aparente desarrollo urbanístico, contrasta con la plaza de mercado "Antonio Caballero y Góngora" que a pesar de tener toda una estructura para favorecer el negocio de los vendedores de líchigo, frutas y carnes, pareciera estar en el olvido por que su construcción permanece abandonada por los pequeños comerciantes que tienen que vender sus productos alrededor de la plaza y en las calles, debido a que los impuestos y los malos contratos que hicieron no les permitió subsistir dentro de ella, que solo ha favorecido a los grandes centros de acopio de  mercado particulares. Ya en esta parte se nota el abandono que nos recuerda al virrey de "La Nueva Granada" y clérigo "Antonio Caballero y Góngora" que facilitó para que se diera la fundación de "El Espinal" mediante la creación de una nueva parroquia a la que se le denomina "La parroquia de Nuestra Señora del Rosario" más conocida como "La Catedral del Espinal".