Armero Vive*


A 31* años de la tragedia producida por la erupción del "Volcán Nevado del Ruiz", "Armero"vive, tal y como los personajes de Juan Rulfo en Pedro Páramo y El Llano en Llamas, que son los imaginarios populares de los mexicanos con sus pueblos que fueron abandonados por las violencias de sus revoluciones,  y que todavía deambulan entre ellos, Con Armero pasa lo mismo, a pesar del tiempo trascurrido con la muerte de más de 20.000 personas. Sus historias y recuerdos de la que se conoció como "La Ciudad Blanca" debido a que sus tierras eran fértiles por estar a 48 kilómetros del volcán, y porque sus cenizas permitieron el cultivo del arroz,  y en especial el del algodón que por su alta producción la convirtió en la primera ciudad del norte que propiciaba el desarrollo agro-industrial y económico del Departamento del Tolima, y que como paradoja estaban al lado de "El León dormido" que  era como llamaban al volcán sus habitantes cercanos antes de su erupción y posterior destrucción de este pueblo que quedó convertido en un gran cementerio, donde las historias de sus personajes rondan entre sus primitivos habitantes que quedaron vivos, y que los van transmitiendo a sus descendientes, así como los colombianos recordamos también toda su historia a través de la niña Omayra que por su valentía estoica ante la muerte nos hizo caer en cuenta que nuestras vidas son frágiles ante los desastres de la naturaleza, que nos olvidamos no solo de proteger  el medio ambiente, y que los gobierno como las personas todavía no le dan la importancia de los avisos que nos da la misma naturaleza para proteger la vida, que  la explotación indebida de los recursos naturales, pueden ser fuentes de futuras devastaciones donde como ocurrió con el nevado del Ruiz, que a pesar de saberse que estaban próximos a una catástrofe anunciada tras el lago surgido por una avalancha en el río Lagunillanadie preveía que toda la ceniza caída y los temblores que durante más de un año se hicieron frecuentes, mientras sus aguas olorosas a azufre hacían presumir el desastre, que ni siquiera el alcalde pudo que los congresistas y el propio gobierno dieran una orden de evacuación en prevención de lo que podía suceder, así como también lo fue en Chinchiná con otras características de la misma erupción volcánica.

Sus imaginarios trascendieron más allá luego de 140 años de haberse producido otra, y 7 días después que el asalto y toma del Palacio de Justicia por un comando del M 19  que pretendía hacer un juicio político al presidente Belisario Betancur  que terminó con la muerte de ellos y de once magistrados, más la de otros muchos que fallecieron entre la balacera y la toma por las fuerzas armadas, más los desparecidos que solo hasta hoy, como los de Armero todavía viven entre nuestro imaginario. A pesar que un miembro de la Defensa Civil avistara la hecatombe producida por la avalancha de lava sobre la ciudad que quedó convertida en una necrópolis, declarada más adelante por las autoridades en Campo Santo que refrendaría el Papa Juan Pablo II con su visita  a la ciudad convertida en un inmenso cementerio a donde hay una cruz construida sobre lo que fue la Iglesia, la magnitud de la catástrofe ni siquiera la entendió el propio presidente que no acababa de salir de la pesadilla del asalto y el golpe subrepticio que se dio por los militares que no aceptaron ninguna tregua propuesta por los insurgentes y la peticiones sobre lo mismo del propio presidente de La Corte Suprema de Justicia, Alfonso Reyes Echandía para que hubiera un dialogo, quien ofrendó con su vida la exaltación del grupo guerrillero.
 
Armero y todo lo vivido en esos años después del desastre todavía vive, tanto así que muchos armeritas cada año se reúnen o van al camposanto en que quedó convertida esta población. 
*Al día de hoy son 37 años de haber ocurrido dicha catástrofe. 


Abajo, la copia de un vídeo sobre la erupción del volcán nevado del Ruiz.

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