Carmen de Apicalá


Carmen de Apicalá fue fundada por los señores Félix José Liévano y José María Pabón dueños de la hacienda Guarumal de la comunidad de Apícalá cuando iniciaron la construcción de un caserío en 1.827, el que finalmente fue fundado y reconocido legalmente el 16 de julio de 1.828 con el nombre que tiene hoy debido a su devoción a "La Virgen del Carmen", y por que la mayor parte de su territorio está bañado  por la quebrada Apicalá que es la más grande de otras, como son Aguas Negras, La Palmara, San Benito, La Oloche; que nace de las montañas cercanas al municipio que está situado en una de sus faldas, y cuyas aguas tributan al río Sumapaz. 

Según la historia oral de este pueblo Los indígenas Jaguos que estaban emparentados con Los Panches fueron sus primeros pobladores que la habitaron hasta que llegó el conquistador Hernán Pérez de Quesada y los diezmó con sus tropas, hermano de Gonzalo Jiménez de Quesada y segundo al mando de la conquista al interior del país, lo que sería "El Virreinato de Virreinato de Nueva Granada", y que no solo asesinó al Zipa y al Zaque  si no que en remplazo del descubridor del nuevo reino cuando junto con Sebastián de Belalcázar, y Nicolás de Federmán viajaron a España a dirimir sus disputas sobre el Nuevo reino conquistado, emprendió la expedición en búsqueda de "El Dorado", una quimera que perduró en el imaginario de los que vinieron a este continente, pero que para este luego de dos años a donde atravesó El Páramo de Sumapaz  sufrió las primeras bajas de sus hombres por el frío, pasando por San Juan de los Llanos hasta llegar a La Sierra de la Macarena, a su regreso se encontró con que había sido destituido de su cargo por don Luis Alonso de Lugo , conquistador del valle de Ibagué, que lo persiguió y encarceló por el mal trato que dio a los aborígenes y en especial al Zaque de Tunja a quien mandó a degollar sin tener pruebas de alguna conspiración contra los españoles venidos a estas tierras

Este municipio hace parte de todas estas crónicas que se vivieron con la llegada de los conquistadores, y que más tarde por devoción de los fundadores y primeros habitantes de esta población, el atractivo sobre La Virgen del Carmen desde su fundación con su historia, adonde nos cuentan que ante el interés del cura del reciente poblado por conseguir una imagen de esta, y por no tener los recursos para comprarla, se le apareció un peregrino que se ofreció a hacer una imagen de La Virgen del Carmen. Los contratantes le exigieron que el rostro y el niño fueran de madera lo mismo que como la advocación del Carmen era la patrona del pueblo, era justo que los que la veneraban, le renovaran con frecuencia su vestido como prueba de su devoción, mientras estos a cambio le dieron posada y alimento al escultor en una habitación para que el artista realizara su obra. Tan pronto este la terminó se presentó 
en un domingo ante los que le encargaron la obra para que recibieran la imagen con el niño, cubierta con un discreto velo, y sostenida por un armazón de madera y escapulario que colgaba de la Virgen, adonde acudió todo la gente del pueblo que expectante quería ver la escultura terminada.  Todos al ser descubierta, se arrodillaron y rezaron el consabido salve de la oración en coro, mientras el artista se evadió sin dejar rastro alguno de su presencia a los que lo quisieron premiar por su obra, iniciándose así todo lo que se dice acerca de sus milagros, que desde muchos confines de Colombia y del mundo los creyentes van tras su advocación que le ha dado fama y prestigio por el turismo, y que por su cercanía a Melgar  la romería de los creyentes la han convertido en uno de los municipios más atractivos que tiene el departamento del Tolima. 

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