Villarrica

Villarrica

Segregado de Cunday, el municipio de Villarrica fue creado con este nombre mediante el decreto 1.131 del 19 de diciembre de 1.949 a donde estaba erigido desde su fundación el antiguo Corregimiento de Andalucía que fue fundado por Francisco Pineda Otero, el sacerdote Antonio Ravanal, el coronel retirado Tobías Guevara, Sergio Góngora entre otros, en un caserío cafetero que estaba en La Hacienda de Villarrica el 3 de agosto de 1.926, y en una región que todavía siendo boscosa estuvo habitada por los antiguos Cuindes que con los Cundayes en esta franja de tierra del oriente del Departamento del Tolima estaba separada de lo que fueron la confederación de los Pijaos y los Chibchas, y que por sus características históricas algunos historiadores todavía discuten sí eran originarios de Los Panches o Pijaos, quienes aún así se diferenciaban del entronco de tribus más conocidas a la llegada de los españoles.

Don Francisco Pineda Otero era hijo del acaudalado naviero del río de la Magdalena Francisco Pineda López que para la época en que se constituyó la fundación venía de la quiebra de su compañía que como constructor y dueño de todo un emporio de naves en el río que por mucho tiempo lo acaudaló como comerciante y lo hizo dueño de embarcaciones que por el río de La Magdalena transitaban con sus cargamentos de mercancías desde el interior hasta la costa del mar Caribe, y es en este periodo que participa en la consecución de vastos baldíos de tierras que le asegurarían prosperidad tras el fracaso económico de su anterior emporio comercial. El ferrocarril y la construcción de carreteras ante el auge del comercio serían el detrimento económico, pero a su vez, como en todas esas proyecciones económicas el Café sería  la fuente principal de la acumulación del capital que daría al traste con el latifundismo que desde "La Colonia" sustentaba el desarrollo económico del país, y por ende la antigua explotación de las tierras mediante la  aparcería y todas las otras relaciones contractuales entre los dueños de los latifundios y los trabajadores que fueron llegando a participar de ese amplio desarrollo comercial con los países que a nivel mundial compraban este producto luego del decaimiento de la Quina y el Tabaco, que la convirtieron el atractivo de todos los labriegos y asalariados que huyendo de las guerras fratricidas entre liberales y conservadores buscaban los sueños de unas mejores condiciones sociales y económicas para ellos mismos y sus descendientes.

La propiedad privada sobre la tierra siempre ha sido la fuente de las distintas violencias que Colombia ha tenido. y en este caso el de Villarrica, luego de servir de tránsito de las guerrillas de ambos bandos, y sobrevivientes de La Guerra de los Mil Días  atrajo a miles de labriegos a ser participes de lo que por décadas hizo de este país reconocido como mono exportador con el cultivo del café y también para el desarrollo de tipo capitalista.

La ley 200 de 1.936 reconocería el papel de la función social de la propiedad privada sobre la tierra a donde miles de cultivadores con sus familias deseaban tener sus propios fundos en el gobierno de López Pumarejo, y la ley 100 más tarde daría al traste con estas tenencias que ilegalizaron los minifundios apropiados a los latifundistas que tampoco querían ceder ante el avance de campesinos que querían disfrutar de las mieles que el cultivo de café generaba a todo el país. Bajo ese contexto Villarrica sobre vive a todos esos movimientos sociales, y que al ser fundado en 1.949 tras la muerte de Jorge Eliecer Gaitán, la influencia de sus ideas en medio de la confrontación de los partidos abriría el camino para la llegada al poder de el General Rojas Pinilla  que con su pretendida pacificación de las guerrillas liberales colocaría a este municipio también en una víctima más de la división geopolítica a nivel internacional de La Guerra Fría entre el socialismo y el capitalismo que impulsó la administración estadounidense de Dwight Eisenhower  al termino del conflicto de La Segunda Guerra,  y que generaría otro conflicto y sufriría los rigores de la dictadura militar que fue llamada como "La Guerra de Villarrica", hoy olvidada, y que en apariencia está superada, pues vivimos en otra época a la que llamamos el mundo globalizado, gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías y los diferentes adelantos científicos técnicos que han conllevado la aparición de un nuevo orden mundial, y a donde sin querer los habitantes de este municipio tuvieron que vivir pesadillas de dolor y abnegación para ser lo que son, y que además de estar situada en medio de una falla geológica, solo  podrá superarse sí las entidades gubernativas colaboran con los encomios de nuestros congéneres  que solo desean el florecimiento social de este municipio como reflejo de lo que los colombianos merecemos en medio de la paz adonde el desarrollo de la agricultura y el comercio sean las fuentes primordiales para las futuras generaciones por venir.

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