En el tiempo del coronavirus 19 (Parte 4.)

El día que comenzó la cuarentena no lo podía creer. Llevaba como dos días sin oír noticias por la radio y apenas había leído acerca de esta en una plataforma web sobre lo que estaba sucediendo en Europa. Me retrotrajo a lo vivido con Carlos Llegas Restrepo que nos mandó a encerrar a las 7 de la noche dentro de nuestras viviendas mediante el toque de queda que impuso a raíz de las protestas que se desencadenaron en todo el país como consecuencia de la pérdida de las elecciones de Rojas Pinilla contra Misael Pastrana. Situación que los jóvenes de esa época no habíamos vivido, y que nos afectó cuando comprendimos cómo la restricción de la libre movilización afecta la libertad, aunque la cuarentena de ahora es para favorecernos de la pandemia. Los tiempos cambian. Cómo digo, me tomó por sorpresa porque nunca pensamos que el virus estaba amenazando nuestras vidas. Y es que el entorno de las noticias de los enfermos que iban apareciendo con la llegada de turistas y residentes llegados del exterior habían comenzado a contagiarnos también sicológicamente, y así creímos que el virus estaba regado por todo el país. Andaba lejos de la casa en otra ciudad adonde había ido a trabajar cuando las gentes iban y venían por las calles apresuradas como si de verdad algo fuera a suceder. En los negocios los comerciantes no atendían para comprar, y así pronto me di cuenta que algo no marchaba bien adentro de Girardot, en un barrio populoso que no conocía, y donde supe que en el centro los supermercados estaban abarrotados porque la orden del toque de queda ye estaba dada por el alcalde lo mismo que en toda Cundinamarca, pues el gobernador también había dado dicha orden para todo el departamento de Cundinamarca. No sabía que dicha orden se extendía para toda Colombia. Así y todo insistí en otros negocios, pero la gente no quería saber nada de compras que no fuera de comida. Y como no se sabía cuánto iba a durar la cuarentena, igual que muchos me devolví otra vez al terminal de transporte adonde se veía que otros estaban haciendo lo mismo, porque siendo las 4 P.M. en Ibagué se había decretado el toque de queda a partir de las 7 de la noche. Ya en la ciudad musical cuando llegué los buses estaban atestados y las calles en el trascurso de unas pocas horas comenzaron a verse solas, mientras los carros como bólidos que lleva el viento pasaban rumbo hacia las casas de sus dueños, y comenzamos a sentir el peso sicológico por el virus que se avecinaba o que llegaba como una tromba a destruir todo  a su paso.

Unas noticias en que fueron apareciendo muertos, mientras gobernantes como Bolsonaro o Trump se mofaban cuando el virus arremetió contra los españoles, los italianos, alemanes, etc., luego que durante varios meses en Wuhan seguían tratando de controlar el brote con el aislamiento, y las cifras de los muertos aumentaron en la India y arremetió incluso en la tierra de los Ayatolas en Irán, sin respetar fronteras ni linajes de sangre ni alcurnias, ni poderes, porque el representante de más alto rango en el Reino Unido también cayó entre sus redes, y entonces supimos que Colombia ya estaba minada por este virus del cual hasta ahora a pesar de que nos digan lo contrario, y de que ya existen tratamientos, los muertos por el covid 19 hasta el día de hoy, ya llegan hasta los dos mil. Unas cifras impensables cuando el gobierno tomó las medidas drásticas con las cuarentena que se han ido postergando, y también para ir acomodandonos ante la innegable necesidad de acostumbrarnos a convivir con este flagelo, sometiéndonos a los protocolos que la inmensa mayoría de los ciudadanos en apariencia es consciente. Así y todo comenzamos a sentir el encierro que se ha venido extendiendo a medida que el gobierno lo ha ido regulando en medio de las consecuencias económicas y sicológicas que a todos nos afecta. Pánico para unos, rabia para otros, y desazón en el ánimo de la mayoría donde muchos han protestado y llorado a sus muertos por el covid 19 bajo las estrictas medidas del gobierno para controlar el manejo de las cifras que avanzan inclementes a pesar que para el día de hoy ya nos estén  hablando de una vacuna y una medicina que ya se está implementado informándonos que su uso hace que sea efectiva entre un 30% y 20% para los que están en cuidados intensivos por la coagulación de la sangre que es la que más afecta a estos pacientes de neumonía por la coagulación de la sangre. Entre tanto hemos vivido el stress del encierro y la dolorosa realidad de los adultos mayores que con el trato por las restriciones del gobierno con el cuento de cuidarnos, en un futuro podremos ser víctimas de abusos oficiales y mucho más en un país donde la miseria abunda, y donde la gran mayoría de estos tienen que salir a rebuscarse el pan de cada día sin contar con el resto de la población Una situación muy suigenieris por que mientras el gobierno dice que las ayudas han sido muchas para todos los sectores económicos, en el caso en particular hasta ahora no he visto ninguna a pesar de estar inscrito en el Sisben y por la edad tener derecho a alguno de los beneficios que el gobierno ha dado, lo que deja en claro es que la gente se ve obligada a salir a la calle  a conseguir el sustento como se ha visto en San Victorino y en Corabastos de Patiobonito en Bogotá, y que debe suceder en todas las plazas de mercado que existen y en los centros comerciales de las grandes ciudades. Lo que deja bien claro que el actual gobierno no tiene la capacidad suficiente de dar la ayuda efectiva para las estrecheces económicas a que estamos sometidos. Sin contar con el control de ese nerviosismo que hemos vivido. Por los mismos días, fuera de la información que el gobierno de Ivan Duque da todos los días, donde parece llevar un control exhaustivo de lo que sucede con dicho virus en que los muertos van aumentando y las noticias se manejan de tal manera que la discreción de las noticias sobre la actual pandemia todavía no existe el sitio donde podamos saber cuantos han muerto en nuestra ciudad, o los infectados, y podamos estar completamente informados de lo que sucede en cada municipio a pesar que las informaciones se dan a nivel nacional y mundial, y que por lo menos en cada municipio debería existir un lugar centralizado donde pudiéramos saber en qué estado está respecto de la pandemia cada región. Nos sentimos desinformados a pesar que los noticieros de la radio, la televisión y el internet la dan con frecuencia pero sin estar avalados por alguna entidad oficial, pues por lo menos quisiéramos saber como marcha la situación en nuestra ciudad. En los primeros días del inicio de las restricciones, mientras el rumor se propagaba boca a boca, lo mismo pasaba en las redes sociales que ayudaban a que  noticias de diferentes tipos se daban. Unas de carácter religioso, otras de carácter políticos, y muchas más de desinformación  donde proliferaban remedios caseros para contrarrestar el virus en que algunos afirmaban que como afectaba la traquea porque por la garganta era que acechaba el virus, el limón con agua tibia ra la solución para que muriera este. Otros como en el caso de Trump que afirmó que el se tomaba a diario aquel remedio milagroso que se utiliza para la malaria, y otros que llegaban a las casas con el cuento de que estaban tomando muestras de sangre insinuando que estaban haciendo una campaña para recolectar sangre porque se necesitaba profusamente para controlar la agresión viral que vivíamos, y así en medio de ese caos aparecieron los pescadores en ríos revueltos a aprovecharse de la situación. Surgieron por whatsapp las cadenas de mensajes con el fin de salvaguardarlos de la epidemia si lo hacíamos onde los vendedores de las medicinas milagrosas aparecieron por obra y gracia de esta situación en que lo más probable detrás de estos aparecieron los vividores de las ayudas, e incluso los mensajes de voz de creyentes en fantasmas que nos informaban que no nos fuéramos a asomar en una noche clara y bonita de luna llena en ese largo verano en que hemos estado a ver las estrellas en el firmamento por que el ángel de la muerte a determinadas horas aparecería y con su brillo rutilante nos mandaría para el mas allá por atrevernos a mirar aquella estrella fugaz que se decía iba a pasar por el firmamento. Así somos los humanos ante nuestra ignorancia, que acudimos a los remedios caseros, o a la fe religiosa que los demás tengan, hasta que en medio de esa cruda realidad ahora sabemos que tras estos mensajes tal vez hubo muchas fechorías y muchos engaños para confundirnos mas en nuestras creencias.   Hoy sabemos que todavía no hay cura y que tenemos que seguir con el aislamiento social y el cuidado de lavarnos las manos con agua y jabón frecuencia, que no tenemos que llevarnos las manos a la boca o alas ojos, que de forma prudente debemos evitar las multitudes y cargar cada uno su respectivo tapaboca y el desinfectante usaul de la porción de alcohol para lograr una mayor protección, mientras andamos en ese mundo que como sombra por el virus nos amenaza  con contagiarnos. Tendremos que seguir esperando a que la pandemia pase, a no ser que como en el caso de Pekín, o Corea del Sur, el rebrote  puede volvernos a amenazar. Seguir viviendo es lo que nos queda por hacer apegados a lo que sabemos sobre el control del virus.
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