Historias de Ibagué 2.

Decía que a pesar de que nuestras ciudades, por los mismos imaginarios que durante años hemos tenido, siempre hay algo bueno para quienes nos visitan, y terminan siendo, mejores de los que somos nacidos en estas tierras. No tenemos sentido de pertenencia. Algo muy común. Parecido a lo que sucede en las grandes metropolis. A Bogotá todos la queremos, y sin embargo nos damos cuenta que no es lo mismo decir que queremos el terruño en donde hemos nacido, y la ciudad en que vivimos. Con Ibagué  sucede lo mismo.  Lástima, porque si por allá llueve, por acá no escampa. Bogotá  por ser metrópoli aguanta todo. Al fin y al cabo, está  por encima de otras en América Latina, y los extranjeros encuentran el atractivo que aquí no vemos por la cordialidad de las gentes y el buen trato con que son atendidos, y a pesar que los grandes negocios con el Estado, las transnacionales saben que aquí se comercia con los recursos publicos, muchas veces al amaño, pues para nadie es un secreto que se baraja mediante la oferta y la demanda al vaiven de las amistades del poder, en favor de estas y la complicidad mediante contratos leoninos; reconociendo que ahora hay un mayor control de los organismos encargados de fiscalizar y juzgar a los funionarios que tienen el manejo de los bienes públicos, y a los que en otro tiempo Reyes Echandia los llamaba delincuentes de cuellos blancos. Y además, es una de las mas pobladas que fue conocida en el mundo como la Atenas Suramericana. No apreciamos lo que tenemos. Y todo porque preferimos, aceptar lo que no es el sentido común de lo que merecemos como ciudadanos. No queremos lo nuestro. Cuando Ud. llega a una ciudad, alegre y festiva como esta, espera que el senido común sea el que nos complazca y nos permita sentirnos contentos por una ciudad así. Pero que disimuladamente, sea constreñido por personajes siniestros, que solo Ud.  conoce por que se lo están haciendo en la vida real, y de manera personal, y en grupo, aunque otros inquisidores que tienen poder lo tengan juzgado como paranoico, y lo más probable es que sean unos imaginarios ruines en pensamientos y obras, en donde las provocaciones van y vienen disimuladamente adonde llegue a vivir, y que solo se da en estos países que aunque en apariencia son democraticos, hay vecindades que son acuciosas y están  obedeciendo ordenes subrepticias con determinados fines, que en apariencia son secretas, pero que todo el mundo lo sabe. Crear la paranoia en estos tiempos no es tan dificil. Abuso de poder. Y claro que de esto no trata este blog, sino porque hay que resaltar las cualidades de una ciudad que son muchas, y en donde con solo llegar, ya tiene amigos y por montones; y ojala tenga algo en los bolsillos.

Desafortunamente en esto último hemos cambiado. Una ciudad festiva en que todo mundo se complace con solo llegar. Una fiesta acá, otra allá, Y Algún detallito, que como en todo el mundo, eso es lo que nos satisface como humanos. Eso lo hemos vivido, pero da la casualidad que como dicen muchos, este país cambió, por el Internet, las redes sociales, y mucho más desde los malos manejos políticos que siempre han estado al vaivén del mercado y las oportunidades que han generado sobre el manejo de nuestros  recursos naturales que han sido ofertados y amañados a los intereses personales de los que tienen la sartén por el mango, y la descomposición social que nos ha envilecido.  En nadie se puede confiar. Y mucho más, no les importa, y a sabiendas que es un delito desde hace pocos años vulnerar la privacidad de la red de su computador o del celular, porque además les parece más que un juego, infringir con un delito entre broma y chanza, y que según  creo, parecieran vivir de ese cuento en donde todos se burlan. Qué bellezas. Y si nos quejamos, para eso tienen a sus mandarines para amenazar. ¿ Por qué en vez de eso, no construyen ciudad y país? Una mentalidad pueblerina. Si en vez de vigilar al vecino, por qué no construyen sociedades de cordialidades y de amistades que contribuyan al progreso de todos. O se las quieren, ganar solo para ellos. Avarientos. Los japoneses después de su fracaso en la Segunda Guerra Mundial en que el Emperador  Hiroito, los obligó a rendirse ante el cataclismo producido por las bombas atomicas arrojadas por los gringos sobre Hiroshima y Nagasaki, sin ninguna necesidad porque la guerra mundial ya estaba ganada a favor de los aliados, los norteamericanos lo hicieron para demostrar su poderío armamamentisco frente a los demás socios. Los japoneses pues, ante la invasión terminarían por convencerlos que ante la mentalidad de avasallar a cambio de sus desperdicios de hojalatas y forma de vida como cultura y sociedad de consumo, terminarían por venderles lo que dejaban como trastos. Imaginarios que comparados con estos personajes, nos muestran la pobreza mental de los nacidos en una sociedad de mentalidad policíaca, sin aprovechar lo que nos depara este país con sus riquezas y bellezas naturales que como lo dijimos, los que llegan de otras partes del mundo se obnubilan con ellas, además de la cordialidad y el buen trato con que tanto nos elogian en otras latitudes. Imginarios malsanos, que no contribuyen a que Colombia cambie ese imaginario de violencia y de mezquindad por un futuro mas igualitario y solidario de progreso económico y social para las futuras generaciones.