Un enemigo oculto

Al caido caerle, dice un viejo proverbio. Y así son estos mundos. Se imagina tener un enemigo oculto en una ciudad pequeña que lo ofende, lo provoca, y de todas maneras le hace la vida imposible hasta más no poder, con tal de satisfacer su espíritu que no es más que la posible envidia de verlo andando todavía a pesar de las circunstancias en que ha estado. O de otros que están muy bien escondidos tras las sombras que lo persiguen desde que tiene uso de razón. Su animadversión que viene desde esa época, la convierten en una rabia permanente, por no conseguir su sueño de verlo muerto, o loco. Así es, este personaje. No lo ve, pero se siente. Y aunque viene desde hace mucho siguiéndole los pasos por no decir que desde niño, hay otros que han estado interesados, como si no tuvieran a quién más perseguir. Le van buscando su caida, y su indolencia es tanta, que no les preocupa lo que pueda suceder con tal de lograr sus propósitos. Las provocaciones son muchas, y a diario, como deseosos de verlo a donde lo quieren llevar. Sale de donde vive, y ahí comienzan las estratagemas. En su mismo hogar vive una situación familiar muy peculiar, pero llevadera a pesar de todo.  Hay otros  que sus lenguas la mantienen al unísono convencidas que tienen la razón, en buscar la provocación enviándole mensajes subliminales de doble fondo o contenido. Un vecino lo provoca con el cuento de  que comparta el Internet con este, luego otra llega a decirle que sí puede compartir el Internet, y a sabiendas de que no lo desea; y así siguen con la juega del tire y afloje. Hay otras lenguas que disimuladamente lo saludan, pero se les nota su animadversión como si fuese un enemigo público, o porque esas son las formas en que actúan en sus alrededores. Son esas situaciones en que a cuenta de esto, otros se percatan por las calles de que en realidad lo quieren fregar, y cada que lo ven salen mediante limosneros, rebuscadores, y gentes de calles a pedir alguna dádiva, o a molestar de alguna forma. Son los sapos de calles. O más bien, se los envían a propósito. Recién llegado lo cogieron de sainete, o en especie de bromas pesadas, en donde se dio cuenta que en los barrios a donde ha vivido e ido, había un interés particular. Ya lo había vivido en otro lugar de Colombia e incluso fuera, en que o le salían policías y de ajército, o gentes extrañas a dañar el rato, en unas extrañas marcas de familia y de amigos, y como de Estado, como si alguien por lo alto tuviera un interás particular, a cuenta de un legado. En alguna ocasión, y recién llegado, en una urbanización hubo unos extraños montajes en donde lo perseguían con el fin dedesestabilizar sicológicamene, como si algunos amigos estuviesen más preocupados por su vida, que de los trúhanes que le salían por las calles a robar, o provocar. Profesores indolentes que demuestran estar bien informados de lo que escribe y no publica, como si con eso se vanagloriaran de los buenas personas que son. Y sin embargo ese es más buena persona de lo que hablan esas leguas mordaces, porque respiran odios y venganzas. Sabe que lo que escribe lo están leyendo por debajo de la mesa, muy parecido a los rufianes interesados en saber si se les va a denunciar por algo tan baladí como es el de provocar y ofender de maneras disimuladas, que con solo contar cómo han montado sus teatros para despotricar y ofender, quedarían tan mal parados, que daría verguenza nombrarlos por sus propios nombres. Va por los lados de donde vive, y de pronto nota que alguien se le acerca y por la misma calle en que una vez lo robaron, y le dice:

- Vecino, hágame un favor.

Y se nota que lo hacía a propósito con el fin de de desestabilizar sicológicamente.

- A ver si me colabora con algo.

- No, no tendo nada, papá. Le dice.

Y en tono como de obligación que hay que dar algo, continúa con su cuento, como en son de regaño:

- Déme un pan, y siguiéndolo en son de amenaza.

- No, tengo.

No sabía porqué se acordó de un amigo con el que hablaba en otro tiempo, cuando estaban jóvenes, y que como dato curioso le envió por Wathsapp  casi en el mismo momento de lo que estaba sucediendo, una foto de una mujer, con una leyenda que decía: "Mereces a alguien que te ame sin mentiras, que traiga esperanza, café y unos bellos poemas". Amigo que decía en esos tiempos, que no había que dar una limosna, porque con eso no se incentivaba nada. Que buscaran trabajo, en vez de estar pidiendo limosna. Un mensaje inesperado, por un amigo que desde hacía tiempos no sabía nada de él. Como anillo al dedo, el mensaje. 

- Ejem...

Mientras el enviado por su enemigo de hacía años de años, trataba de desestabilizar.

- ¿Y por qué no me puede regalar un pan? 

Siguió diciendo, mientras este seguía su marcha, y todo ofendido le gritó y se alejó al saber que un vecino suyo, que se dio cuenta y que pasaba en ese preciso momento, se puso a mirar a ver qué pasaba.

- ¡Será que se va a morir de hambre! Dijo, ofuscado porque sabía que llevaba unos panes en una bolsa.

Y así han estado haciendo sus montajes para desestabilizar. Como cuando Ud. se da cuenta que alguien está al otro lado de la cocina, por fuera de donde vive, y escucha que está jurungueando con las llaves por una donde va el gas para los apartamentos; y mientras otra sentadita vigila a ver quién pasa por ahí, y después de abrir la llave del gas, aquella vecina sale corriendo por la puerta de entrada y de salida. Una situación normal sobre un problema para dar solución a una necesidad apremiante, y de paso dejar el problema a los que están respirando dentro del apartamento en mención el aire fresco y el gas. El olor de este último se hace apremiante porque entra por la cocina e inunda todo, y después de pasar toda una noche aquellos vecinos con las ventanas abiertas para poder dormir tranquilos, y para que no fuera a suceder algún accidente fatal, llama al otro día y después de esperar un buen rato de que los interesados lo hicieran, a la empresa para que solucionen dicho problema, y así pudieran dormir tranquilos al siguiente día. Y así van surgiendo problema tras problemas, en la búsqueda de algo que no entiende, o bueno quién sabe que más querrán, y como si alguien estuviera manejando dicha situación entre bambalinas, en un barrio donde para andar tendría que pedir permiso por esas calles que ya no son calles, sino partes de posibles celadas de trampas. Y como quién no quiere la cosa, va a una tienda y cuenta parte de lo que está pasando, aturdido mentalmente por las situaciones estresantes que vive, y allí se aparece otro en una moto como buscando a o otro, con un machete en la mano y mira bien en la tienda rastreando seguramente a otro que no consigue, pero que le está dejando un mensaje de amenaza sutil. 

Y dice:

- No, no está.

Y lo vio cómo se fue bajando de la moto en que iba, con un machete blandiéndolo en la mano, mientras zizagueante avanzaba; y creía que iba hacia Ud. y... Acababa de publicar un blog de historia y confundido este personaje lo había tomado a pecho, o porqué no la complicidad de estos personajes abundan por las calles, y la están vigilando. Ahí cae en la cuenta de que  tiene un enemigo oculto que lo ha perseguido por años, tanto que en Venezuela y antes le pasaron muchas cosas.

O cuando otro vecino ve que llega a la casa un familiar, y enseguida grita para que lo escuche:

- Llega la víctima.

Y si, sucede un accidente que pareciendo ser casual, es como si estuviera premeditado; y así lo amenaza sicológicamente, enturbiando sus sentimientos y su corazón, así como Pedro negó a Jesús tres veces, este lo amenaza sutilmente.

Son mensajes sórdidos, y en apariencia tranquilos por que le envían mensajes disimulados mientras se burlan, pero se los van dejando en son de amenazas, y cada que pueden hacerlo, ya que cuentan con todo un entramado de personajes absurdos como si se hubieran tomado la realidad en su favor. Todos contra uno y uno contra todos, tal y como lo decían "Los tres mosqueteros". Así sucede día a día, con sutiles amenazas. Y tan risueños. Y felices. Y todos contentos. ¡Ve!