Las amistades no tienen precio


Hoy somos unos y mañana seremos otros. Esa es la realidad de la vida. Así  como hemos vivido y conocido a otros que también sus vidas se parecen a  las nuestras pero que en los tratos con los demás son muy diferentes. Así lo mismo el que la escribe. Hace años cuando estábamos jóvenes y disfrutamos de la vida conocimos gentes que si bien en esos sueños, no sabiamos que estababan por las ansias de acercarse y hacer amistad en donde era tan normal que nos congratuláramos porque creíamos en esas amistades que aunque los ideales podrían ser diferentes, concluimos en compartir con nuestras actitudes en las que concibiamos que eran de las mejores; al fin y al cabo la amistad florece entre los humanos porque son parte de nuestra existencia.  Y sin embargo, estos venían a buscar lo suyo igual que en los juegos, a ganar como sí la relación con la familia fuera el producto de algún secreto, y desde el estado hubiera un interés particular sobre sus relaciones personales y de fanilia. Y este desconociendo todo esto cae en esas malformaciones que aparecen desde niño, y así se adentra en el frenesí de la vida para dar rienda suelta a sus energías, mientras los que lo rodeaban, así como se lo dijo un supuesto amigo de esos tiempos:

- Dio la pata, papá. 

Y todavía a través de los años no sabía por qué. Solo conocía de una especie de montajes histriónicos en el que lo intentaron transformar y matar, y a pesar de todo nunca lo lograron, e incluso el amigo que lo drogó la primera vez en su vida en una ocasión muy joven, casi de niño, a pesar de esa larga amistad que tuvieron, entendió que lo hizo por un interés de policía. Así las marcas suelen ser siniestras y de por vida en un país plagado de corrupiones y sin ningún sentido. 

"Con amigos así, para qué enemigos".