La vejez no llega sola

 

La salud así como la fuerza física disminuyen con el paso de los años, lo mismo que la capacidad para subsistir por los mismos inconvenientes que en otrora nunca se pensaron, y por no haber tenido un empleo estable ni contribuir para tener derecho a una pensión que solventara las necesidades de toda persona en particular. La vejez no llega sola, máxime en estos países en donde la envidia reina para con el prójimo y a Ud. lo matan por una casa hasta sus propios familiares, por una herencia que desconoce, y los conocidos que lo saben se lo endilgan en la cara como si a ellos les tocara algo, o que alguien los premiara  por ser partícipes de dichos entuertos delictuosos. Lo único que le queda es lo poco que haya conseguido en lo material que puede ser nada en comparación con otros. Nos envejecemos sin darnos cuenta y los achaques de la edad nos van afectando hasta que cualquier día cuando menos lo pensamos, la salud empeora y los motivos para sobrevir como fuerza moral decaen, y es ahí que en esas condiciones terminan afectando a los que lo rodean, y mucho más  cuando tenemos un estado ineficiente que es incapaz de por lo menos favorecer a los llegan a una edad madura sin tener en qué caer muertos. Así son estos paises, en los que al llegar a vivir a algún lugar los propios vecinos participan como en esos trabajos de policía que a diario vemos en un pais arruinado, y participan contra este como si se fueran a ganar la lotería,  y solo por el placer de ver a otro sufrir en donde los que fueron amigos participan en esos frenesís a que la vida nos lleva, a sabiendas de que esa edad en que la vejez ha llegado, lo quieren ver morir rápido porque hasta a los ancianos los atormentan, y/o la envidia les corroe. Interés cuánto valés. Hasta le resultan enemigos por el solo hecho de llegar a vivir de vecino a un lugar, le hacen la vida imposible en un país en donde no se tiene el derecho a envejecer y morir dignamente, sin que otros se entrometan en su vida. Si, la vejez llega donde pareciera que los rufianes mandaran por doquier, y seguramente a cuenta de una herencia. Así son los imaginarios de este país, y en Ibagué pareciera que son los que más abundan, pues lo que le ha pasado no lo vivió en tan corto tiempo con ladronzuelos en Bogotá. Y sin embargo, sigue siendo una ciudad tranquila, y ojalá próspere .