Los peligros decembrinos 3.

En un diciembre hace muchísimos años cuando estábamos en la pubertad y el amigo que digo íba con el que algunos pocos años después, lo drogara sin darse cuenta, y aunque lo intuyó nunca lo creyó. Y cómo entender esa calidad de amigos. Entre chanza y vida siguió siendo lo mismo como si no hubiese pasado nada durante casi toda la vida, y  hasta hace poco se dio cuenta de su doble careta. Y es que en la vida uno cae en la cuenta mucho tiemo después, al final de nuestros días, y solo cuando se repiten los mismos hechos con otras modalidades en la vida de uno como si tuviese un enemigo de policía y sin saberlo, como si se hubiera nacido con una marca, y que aquellos amigos lo único que hicieron fue recibir órdenes macabras, que con el transcurso de los años se va entendiendo que hubo un estigma extraño, y muy a pesar de que fuera una especie de buena persona que todo lo aguantaba, incluso la ojerisa, que por estos últimos años aumentaron como si alguien hubiera querido verlo muerto, y que se lo recordó el amigo hace poco, que le llamó por celular en los momentos más dificiles en que lo estaban volviendo loco, en medio de un sin número de problemas personales que le surgieron de la noche a la mañana, y sin saber por qué, Y en los que otros desconocidos se metieron, mientras era hostigado por las calles en esos frenesís de la vida en que como si fuera un perseguido por acosadores que salían desde el mismo lugar en que vivía, y por las calles le gritaban con amenazas en sus motos o carros, que cualquiera fácilmente puede perder la razón, y tomar una decisión drástica con la vida de uno mismo, en un intento por salvarse de algún peligro incierto pero cierto, mientras lo acosaban por las deudas contraidas entre el festín elucubrado y con fines siniestros, que a estas horas bien podría estar muerto. 

Habían salido de la casa muy tarde de la noche a celebrar una partida de billar en el centro de la ciudad, e íban por la tercera por donde  queda el Parque de Galarza, y de repente el amigo habla, diciendo:

- Escóndase detrás de este árbol, que yo lo enfrento.

No vio a nadie, y sin embargo argumentó después que los querían atracar. Luego de años de años, entendio, y pudo ser cierto, que al frente de aquel tronco en donde dijo el amigo que se hiciera, había nacido en una de las casas viejas que todavía existen, y así de esta manera le estaba enviando un mensaje. Eso creo ahora que caigo en cuenta acerca de lo que me contó el personaje que digo. En esos diciembres que vivió entendió que muchos percances le podrían suceder a una persona, aunque pudo pasar en cualquier época del año, hay temporadas en que uno tiene que ser más recatado, pero como aquel amigo le llamó justo por los días en que estaba como loco con tantos problemas que a diario se le presentaban, y con los nervios crispados por situaciones extrañas que estaba viviendo, como si estuviera siendo amenazado por un enemigo oculto, y que le hicieron caer en cuenta de los momentos a los que sobrevivió en otra época, y por los cuales resultó oyendo voces y viendo enemigos que no lo eran en medio de otros personajes de calles que parecían informantes y disfrutaban con sus estratagemas de atracos y ofensas personales cuando perdió la razón, si se quiere decir así, como en esos trabajos que la gente hablan de brujos, que sin serlos, utilizan estos recursos con esas vigilancias en que lo miran a Ud. como a un bicho raro, al que hay que destruir. Y junto con aquel amigo que le llamó apareció otro de la misma época en que fueron jóvenes y estudiaron también en el mismo colegio, a que le hiciera un favor, y muy disimuladamente le estaba recordando una situación vivida en el mismo sector, mientras trataban de que con la sugestión en que estaba, perdiera la razón. Así son estos trabajos de sicología en los que mediante un robo le agregan otras situaciones perversas para tratar de descontrolar a sus víctimas en donde justos quedan como pecadores, y como si todos los que participaran fuesen amigos entre sí, o que fuesen del mismo colegio muy al estilo de "Los tres mosqueteros" de Alejandro Dumas: "Todos para uno, y uno para todos." 

Trabajos con imaginarios a bordo y actuando del mismo lado contra una persona, o lo que es lo mismo: "Tortura sicológica". Un delito digo yo, de lesa humanidad.

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