Leyendas Pijao

Historias tomadas de otras contadas sobre la cosmogonía Pijao.

Dentro de las muchas historias que hay sobre los Pijaos que se negaron al sometimiento de los conquistadores están sus creencias y formas de ver el mundo en que vivían y a los que se diferenciaban de la ásperas sierras de la Cordillera Central de "Los Andes" y los de la llanura conformados por las cuatro etnias de Coyaimas, Natagaimas, Guaruros y Tamagales que eran los que vivían en el valle de Neiva y en lo que hoy es Tolima entre los valles del río Magdalena en donde ambos conjuntos de pijaos hablaban los mismos dialectos y tenían costumbres en común pero con unas discordias entre ellos desde los tiempos pre hispánicos y que los oficiales españoles las aprovecharon muy bien para negociar alianzas con los del llano para enfrentar a los familiares suyos de las montañas, y de los que se aprovechó muy bien Andrés López de Galarza y los que lo acompañaron en la conquista sobre Ibagué y despejar el camino que había entre el sur y el norte de la Nueva Granada. Sus dioses eran comunes y en estos estaban los fundamentales como lo fueron Locombo que era la abuela del tiempo para los Pijaos, diosa de la abundancia y la prosperidad, creadora del tiempo menos del mundo, hechos que  los llevaron a realizar sus ceremonias cada año en las laderas de peñas blancas, y que consistían en confeccionar un muñeco de apariencia humana relleno de legumbres y frutos que representaban el tiempo para que fuera bueno para la época de las cosechas; y lo subían a las laderas empinadas marcando el lugar hasta donde creían podían llegar rodando, y a su vez era lanzado cuesta abajo mientras los indígenas corrían detrás del muñeco antropomorfo, y los que llegaran primero serían los afortunados en las dádivas divinas, mientras los otros serían los designados para un mal año lleno de infortunios, mientras el jefe de ceremonias las celebraba con libaciones procediendo a nombrar para el próximo año a otro que lo remplazase; mientras que Nacuco, Ananuco, Nanuco, o Nakuko, era lo contrario del anterior dios,  malevo y personificador de lo material, creador del mundo, preservador del río y la montañas a la vez de las aves, de las semillas y las piedras, como también de la batata y el maíz. En fin, fue un indio poseedor de dotes sobrenaturales el que predecía acontecimientos, y que según la leyenda su morada natural fue el cerro Machín, y del que se dice, que enamorado de una india llamada Ibamaca, la engañó en la defensa de su castidad mandándole a entrar en una cueva llena de piedra y de tierra, en donde quedó ahogado en medio de dos corrientes de aguas frías y calientes, y que según don Juan de Borja en el informe a la Real Audiencia de Santa Fe y de allí surgió un volcán grande que manaba agua que está en la tierra de Ytaima en la jurisdicción de Ibagué y por el camino que va a Cartago. 

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