Prado


-Matachín, matachín, debajo de la cama te tengo un botín.

Una frase que fue común durante mucho tiempo aquí en estas tierras, de una costumbre arraigada en la Europa de otros tiempos en donde la danza callejera amenazaba o ridiculizaba a los espectadores a su paso, y a la vez festejaban aparentando matarse entre si, de donde proviene la palabra de los matachines; costumbres que surgieron en la época de la lucha de los españoles por expulsar a los moros, en donde la fe católica triunfaba sobre estos últimos, y que  fueron traídas por los conquistadores mediante los misioneros que de esta manera lograron afianzar la religión católica con la participación de los indígenas que también tenían  festejos parecidos, cuando las tribus que los españoles llamaron Caribes, hacían antes de ir a la guerra; pero que logró transformarse con  la tambora  y el raja-leña, en unas fiestas de carácter religioso a la llegada del solsticio de  verano en Europa, y  que coincide con las celebraciones de San Juan y San Pedro en los meses de junio, y que terminaron celebrándose en toda la América Hispánica. Unos festejos donde la mayoría de los que participan son hombres que están disfrazados de animales o deidades indígenas que pueden producir horror o risas, adonde sus trajes están hechos de tiras de trapos multicolores, en medio de una danza callejera donde el diablo que por lo general va vestido de rojo quiere atrapar a la Matachina que está protegida por los otros matachines,  que a veces amenazan y ridiculizan a su vez al público con sus varas en las manos que les ayudan a hacer cada uno de sus pasos, mientras contorsionan sus cuerpos danzando y golpeando el piso con las plantas de los pies, y con leves o insinuantes golpes a los que participan del espectáculo, con la vejiga de una vaca que cada uno lleva (hay otros que afirman que la vejiga es de chivo), a los compases de una tambora, y que mediante la danza compuesta de 16 pasos terminan con el triunfo del mal sobre el bien, en recuerdo de lo que anteriormente hacían sus ancestros desde que se fundó Prado el 12 agosto de 1.781 en el lugar descubierto por Don Gonzalo Jiménez de Quesada en su paso hacia el Valle de Neiva en 1.545 con el nombre de "La Aldea de Nuestra Señora de Chiquinquira del  río Prado". 


Según los historiadores, cuando se oficializaba su fundación por los señores Juan Polanía, Vicente Saldaña, Clemente y Diego Florez, Miguel Molano, Francisco Barrero, entre otros, que queriendo llamar la atención de los cabildos cercanos del nuevo pueblo, se decidieron por crear un grupo cultural que los hiciera atractivos con su creación, y así buscaron quién tuviera la capacidad de organizar una comparsa que reflejara sus costumbres y el origen de la región, mientras don Silvino Morales les dijo que había visto al viejo Anunciación Navarro tratando de armar una tambora con un pedazo de palo hueco y un cuero de chivo, y al que llamaron para que conformara la comparsa. El viejo desde ese momento organizó la comparsa con los 16 pasos que los entendidos dicen que tiene, conformado por 12 matachines, un diablo y tres músicos donde están incluidos el tamborero, el tiplero y el guacharaquero. Los fundadores venían desde Purificación después de transcurrir más de una generación de haberse asentado en lo que comúnmente conocemos como El Plan de Purificación desde la fundación de este último municipio del cual hace parte el territorio del rio de Prado, campiña que fue habitada por las tribus indígenas de los Paincos que fueron diezmados y exterminados por las tropas del conquistador español.

Actualmente Prado es más conocido con el mismo nombre del mar interior de Colombia, dado a la trascendencia que ha tenido la represa alimentada por las aguas de los ríos Cunday y Negro, y de la que nace el río Prado. ubicada entre los farallones rocosos de la cordillera central con 28 kilómetros navegables, pues su extensión territorial es de 4.200 hectáreas a  donde se puede hacer deportes náuticos y pesca deportiva que atrae a miles de turistas durante todo el año.

Un municipio que se hizo muy conocido tanto por los mitos indígenas a donde se practicaba la comparsa de los Matachines desde que en Ibagué se propició la celebración de los diferentes folclores que ha tenido el Departamento del Tolima, y por la Represa del río Prado que desde 1.958 se gestó, y que terminó de construirse e inaugurarse  en 1.972

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