Ataco

Las tierras de Ataco fueron descubiertas por el conquistador español Sebastián de Belalcazar en 1.538 a donde vivían los indios Atacaimas y Cupilicuas que eran parte de las tribus de Los Pijaos, Coyaimas y Natagaimas en cabeza del cacique ATA y la cacique ICO de cuyos nombres los conquistadores terminaron por denominar esta región en Ataico, a la que más tarde llamaron Ataco como apocope de la primera, tal vez para facilitar mejor su pronunciación, en uso de una vieja costumbre de esta legua viva del Español que va cambiando con el tiempo y costumbres sociales con sus modismos como lo son los de toda lengua viva en desarrollo, donde los pueblos son sus mismos transformadores. 

Supuestamente Ataco aparece como región localizable en la toponimia del Tolima y de Colombia por su cercanía a La Villa de Purificación y fundada como "Pueblo de Indios" por el hijo del encomendero Diego Ospina y Medinilla, el hidago Diego de Ospina y Maldonado el 19 de marzo de 1.657, pero por no existir muchas pruebas de lo anterior la mayoría de los historiadores coinciden en afirmar que fue fundado por el italo español Alonso Fuen Mayor el 1 de enero de 1.778 que instaló el caserío en un punto medio a donde lo habitaban los indígenas de Ata e Ico en la parte nororiental de donde hoy está, cerca de unas minas de oro y cobre que fueron la causa de su llegada y posterior fundación, caserío al que denominó Pueblo Viejo en lo que hoy es la vereda de Balsillas; pero debido a los  frecuentes ataques de los Coyainas y Natagaimas lo erigió en el sitio que hoy ocupa, lo mismo que sucedió con la otrora ciudad de Ibagué.
 
Mediante la ley 42 de 1.884 la asamblea legislativa del Estado Soberano del Tolima que hizo parte de los Estados Unidos de Colombia, fue adscrito a Chaparral, y luego por el decreto No. 15 del mismo año se le devolvió su antigua jurisdicción de Distrito que le dio su autonomía que hoy tiene como municipio desde 1.950 mediante el decreto 976 del 16 de agosto. Posteriormente mediante la ordenanza No. 52 de 1.971 de la asamblea departamental se desmembraron 1.445 kilómetros cuadrados para dar existencia a un nuevo municipio con entidad territorial, jurídica y autónoma conocido como Planadas.

No es de extrañar que la fama de poseer esos recursos mineros como lo son las minas de oro dentro de su territorio y la vasta explotación aurifera en el río Saldaña en medio de los espejismos que desencadena poseer dichos recursos ha sido víctima de la violencia de los que, así como ha sucedido con la tala de los bosques y el cambio climático, también han sido parte de ese saqueo de los recursos mediante la draga y la explotación ilegal que ha representado la destrucción del medio ambiente y del río mismo por el mercurio qué arrojado en sus aguas en medio de la violencia por dominar dichas riquezas mineras, también ha atentado con la misma existencia de las próximas generaciones que hizo emigrar a muchos de los nacidos en este municipio. Hoy por hoy los nuevos exponentes de este pueblo que con su nuevo símbolo de una paloma blanca quieren reflejar el anhelo de todo un pueblo por superar todo lo que han vivido para rescatar lo mejor de los seres humanos, adonde su desarrollo en medio de una paz duradera en varias décadas sea el futuro que todos los colombiano buscamos, y así atraiga nuevos soñadores en la búsqueda del progreso y desarrollo económico y social que tanto necesitamos. Así lo testimonian con sus ejemplos de vidas el médico y científico Manuel Elkin Patarroyo y el poeta y ensayista Nelson Romero Guzmán y el poeta reconocido a nivel mundial Jesús Antonio Cruz más conocido como Martín Pómala  más las nuevas generaciones que hoy buscan esos sueños.
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