Suárez


Suárez

El ancestro religioso y católico que viene desde la colonia han sido claves para la denominación de nuestros municipios. Unas veces se utilizaron los nombres indígenas, otras por los españoles, y como en el caso de Suárez que queda en la parte centro oriental de nuestro departamento en las faldas de la cordillera Oriental a un lado del Río Grande de la Magdalena se le dio esta denominación en homenaje al presidente de Colombia Marco Fidel Suárez en el año de 1.930 cuando la Asamblea Departamental le cambió el nombre de Santa Rosa de Lima que tenía, dado por sus primitivos fundadores Antón de Olaya y Carrillo, Don juan Bautista de Luna, y Francisco Sánchez Ruiz el 23 de agosto de 1.696 luego de ser un caserío indígena que era parte del antiguo territorio del cacique Iqueima que perteneciera a la tribu de Los Panches, a un kilómetro (1) de las aguas del río y a un (1) kilómetro al norte de donde hoy está.

En fin, su designación se debe a que en el gobierno de dicho presidente se descubrió que este municipio antes de reconocerse la independencia de Panamá de Colombia era el centro del país. Una tradición que venía desde su fundación, seguramente cuando el clérigo de la orden dominica Antón de Olaya y sus compañeros influidos por la devoción a esta primera Santa de América que fue canonizada por el Papa Clemente X, y que curiosamente coincide no solo por ser reconocida como La Virgen Patrona de los tuberculosos por sus servicios prestados a los afrodescendientes e indígenas peruanos, y porque cuando los piratas neerlandeses se tomaron el Puerto de Callao y amenazaban con tomarse a Lima, estos hicieron sus invocaciones para que no se tomaran la ciudad; un milagro que se cumplió ante el asombro de los vecinos, debido a que los corsarios que los acechaban ante el milagro de la extraña muerte del capitán que los dirigía, los piratas levaron las anclas de sus naves y se marcharon, fuera de los otros milagros que se le achacan en Argentina y Uruguay con La tormenta de de Santa Rosa en todos los meses de Agosto, gracias a la huida de sus enemigos en el Perú.

En la época de la Colonia era un sitio obligado en La Ruta del Camino Real Nacional hacia Neiva, caminos que venían desde antes por los mismos indígenas y que con la llegada de los conquistadores fueron reutilizados con las técnicas que traían de su tierra natal que durante 35 y más años se extendieron entre lo que fue el río Grande de la Magdalena y las cordilleras, y sirvieron de base para el desarrollo social y económico de todo un país que también atravesó todo el continente. Luego en 1.827 la población es elevada a la categoría de Aldea dependiente de La Villa de Tocaima, hasta que fue destruida por un voraz incendio en 1.863. Un año después fue reconstruida a las orillas del río Magdalena adonde está asentada actualmente, en tierras que fueron donadas ´por la señora Feliciana Lombo de Ricaurte, viviendo un esplendor fugaz gracias al comercio desarrollado en el río Magdalena por el paso de balsas y barcos de vapor entre los años de 1.880 a 1.920 adonde el íntercambio de todo tipo de mercaderías y flujo de turistas, lo hicieron atractivo por todo el paisaje que ejerce en su entorno y que hoy a pesar de todos los esfuerzos hechos por sus habitantes todavía no logra calar como puerto turístico atractivo de destino de todo el país y de ciudadanos extranjeros, a pesar de contar con todo el despliegue de la naturaleza entre los suaves y ondulados repliegues de sus terrenos en donde se funde el paisaje natural que abarca ríos y montañas, creando un ambiente típico muy particular de toda esta región adonde confluyen varios ríos de la región al principal caudal de aguas del Magdalena que atraviesa a Colombia de sur a norte.

Abajo se puede ver todo un compendio fotográfico de un estudio hecho por una universidad que refleja las cualidades turísticas de este municipio habitado por gentes pacíficas que solo esperan que la visión turística como política del futuro y desarrollo social de los colombianos sea el despegue de lo que representa este potencial cultural que está representado por la ubicación geográfica de Suárez en la parte alta del río Magdalena, a donde toda una serie de circunstancias geográficas favorecen para que allí se desarrolle a la par de las tendencias mundiales en favorecer los ecosistemas con el beneficio de la prestación de servicios para el desarrollo de los pueblos que en Colombia generan muchos atractivos que serán los polos del progreso económico para estimular a sus pueblos con el sentido de pertenencia por el entorno, y que en este caso, su cercanía con El Espinal y El Guamo junto con la Represa del río Prado generaran más de una divisa como fuentes del florecimiento económico de todas las comunidades que allí conviven, fuera de las de Melgar y otros municipios vecinos.

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