Lérida
La historia de nuestros municipios están marcados por los nombres que los españoles les dieron o por los que corresponden a su origen indígena como es el caso del Tolima, o porque de acuerdo a las primeros pobladores que llegaron a construir una aldea como sitio de vivienda para sus familias en todo ese proceso de lo que fue la colonización, Lérida es el resultado de toda esa amalgama de sentimientos religiosos, de añoranzas por las tierras que algunos abandonaron para siempre en España, o de otros que como las de los mestizos, o las servidumbres que los conquistadores implantaron mediante los resguardos y la mitaya, o de la esclavitud donde los utilizaron para la explotación de las minas de oro o el cultivo del tabaco y la producción de textiles, en la que esta ciudad con sus gentes elaboraron el patrimonio cultural como acerbo a lo que hoy representan de nuestra nacionalidad, producto de las mismas relaciones de producción que con el tiempo la convirtieron en zona agrícola y ganadera como fuente de su economía doméstica.
Tal y como nos lo cuenta Hugo Viana en su monografía histórica acerca de la población que sirvió de refugio a los miles de armeritas que tras la erupción del nevado del Ruiz en 1.985 y que permitió que fuera conocida en el mundo por su solidaridad y hermandad con los habitantes de la ciudad destruida de Armero para que se rememorara el origen de su nombre que en un día de 1.851 mediante votación popular se escogió con el de la homónima ciudad española de Cataluña gracias al empeño de un cura catalán llamado fray Maldonado que adujo el gran parecido que tenía con su tierra natal, además que generó la llegada de muchos españoles con sus familias que llegaron a rehacer las vidas, incluso cuando ya el tabaco era la principal fuente de subsistencia, y que terminó por quedar en las manos del ingles Vaughan que lo procesaba en pequeñas factorías para venderlo a algunas empresas que todavía tenían cuotas de exportación, que lo motivaron con la ayuda de Aparicio Rebolledo y su hijo Daniel a adecuar los terrenos mediante la conducción del agua por acequias que irrigaron más de medio millar de hectáreas, con tan buenos resultados que en los potreros crecieron razas vacunas importadas de Alemania y Holanda, que atrajeron la llegada de los españoles Sebastián Méndez, Sebastián Hernández y Guillermo García, quienes tomaron lotes en arriendo para el cultivo del arroz mecanizado que le dio progreso a la producción agrícola que sería la base para generar después el cultivo del algodón. Una hermandad que resurgiría con la amistad y el intercambio entre dos ciudades homónimas a lado y lado del Atlántico en la solidaridad con un pueblo hermano acaecido en la desgracia por la devastación que hizo la erupción del volcán nevado del Ruiz que para bien, a pesar del infortunio, incrementaría el beneficio a sus gentes con el atractivo de la visita del Papa Juan Pablo II y toda las ayudas humanitarias que atrajeron la atención del mundo en Lérida de los que se salvaron de la tragedia de Armero. Así ha sido todo el proceso del desarrollo social de este municipio que con su aporte engrandece la economía del Tolima y de Colombia. A pesar de todo, las crisis por las que atraviesa el país, siguen siendo el pan de cada día.
He aquí un vídeo publicado en You Tube sobre el himno de Lérida que rememora parte de su historia.