El San Pedro que nunca olvidaremos

El día de San Pedro 2.020 que nunca olvidaremos por más que algunos se hayan atrevido o celebren en sus casas, o con danzas folclóricas y algunas marchas transmitidas de manera virtual antecedido de chubascos y lluvias torrenciales de agua en medio de la pandemia del coronavirus 19, encerrados por las cuarentenas y prohibiciones de todo tipo dadas por el gobierno para impedir la propagación del virus que desde el día de San Juan al de San Pedro y San Pablo superó el medio millón de muertos en el mundo, y con más de tres mil muertos en Colombia. Algo que no conocíamos y que estamos viviendo en medio del aislamiento social que tiende a distenderse por los ciudadanos hastiados de las necesidades apremiantes por el desempleo y la pobreza. Una tradición que como la de San Juan  los creyentes festejan y que en el siglo IV luego de celebrarse todos los 28 de junio se cambió para el 29 del mismo mes teniendo en cuenta la importancia que tuvo como uno de los predicadores más importantes en la saga de Jesús que tejieron y fueron parte de lo que representó el cristianismo como una de las religiones más importantes en el sustento y desarrollo de las sociedades que conocemos del mundo occidental, donde están inmersas nuestras costumbres éticas, morales y jurídicas que a través de los siglos han hecho parte de lo que somos como sociedad. Y es que si el San Juan fue el precursor de los católicos, el de San Pedro ha sido su sostén en todo ese andamiaje estructural del papel que los católicos han ejercido con sus influencias  en nuestras sociedades. Un santo que luego de las torturas que sufrió en Jerusalén, pidió que lo crucificasen con la cabeza hacia abajo por respeto al Mesías del quien predicó, y que junto con San Pablo que murió decapitado en Roma, son parte de estos festejos que se celebran en junio como homenaje a la fecundidad de la tierra, y que se celebran en estas fechas a quien Jesús según la tradición de los católicos le dio las llaves de la iglesia católica, el mismo al que le dijo que con esa piedra construiría su iglesia, y a quien reprochó diciéndole que antes de que cantase un gallo, lo negaría; y que es considerado como el primer Papa que tuvo la iglesia católica.

En fin, luego de todo ese proceso en que los pueblos festejan, en el Espinal se tiene noticias de que en Junio de 1.781 se iniciaron estas celebraciones establecidos por los gobernantes con el el auspicio de los grandes terratenientes para hacer estas celebraciones durante estos días en que las danzas folclóricas asociadas con las vestimentas alusivas a una cultura mezclada de tradiciones españolas e indígenas donde las guabinas y los bambucos se interpretan y los danzarines hacen parte de esas entregas amorosas de los humanos con la vida en que la lechona, el tamal y los bizcochos, o la chicha de maíz o el guarapo en junta de los personajes mitológicos de las leyendas que como el Mohan, la Patasola, y de otros que rodean a nuestras gentes, hicieron que estas fiestas patronales trascendieran como parte de la cultura de lo que conocemos como Tolima Grande, y extendida en otras regiones del país como símbolos de nuestras tradiciones que lo mismo como el famoso rabo de gallo solo se usan en las fiestas de homenaje a estos Santos Católicos que hoy en el día de San Pedro y San Pablo no olvidaremos porque lo mismo que los hombres no pudimos celebrar como en los tiempos de las parrandas, jolgorios y marchas de las carrozas y jinetes que se comenzaban a preparar desde comienzos de año para estás festividades. Un San Pedro antecedido de lluvias con un encierro obligado por el aislamiento social, para protegernos del covid 19. Así es el San Pedro qué tal vez nunca olvidaremos.

Compre libro virtual de Ibagué y su gente del Tolima y otros haciendo clic en este mensaje de texto.