Presidentes tolimenses de Colombia - Alfonso López Pumarejo 2.

La llegada de Alfonso López Pumarejo al poder no fue casual, sin querer decir que los lideres o la personalidad de los personajes que intervienen para orientar un país, a los que llamamos estadistas, son el fruto de las circunstancias por las relaciones personales que establecen para conseguir sus proyectos de vida,  y que a través de ellos  no son más que el reflejo del Poder del Estado que maneja las actividades económicas en medio de esos imaginarios sociales que la misma sociedad les ha dado, y en que los individuos dentro del inconsciente de la personalidad de los pueblos en su conjunto son parte de esas dinámicas en que estos reflejan las ambiciones, o los sueños de las desesperanzas de las multitudes que los convierte en apariencia en los líderes, y que por lo general son los que usufructúan las riquezas materiales de un país. Algunos discuten que los individuos son los que dirigen los destinos de los pueblos, o estos en medio de sus pasiones son los verdaderos actores sociales de sus propios destinos. Los imaginarios en particular hacen parte del mundo en que vivimos como reflejos de esas estructuras materiales y las relaciones de estos con sus ambiciones personales, las conductas morales y éticas con que transformamos el mundo basados en los conocimientos adquiridos en la sociedad que nos desarrollamos. Así podemos decir del imaginario en que creció y formó Alfonso López Pumarejo, sin querer decir que como persona no tuviese sus propios intereses personales, y que su formación académica fue definitiva para ser parte de los que lo acompañaron en la transformación de la sociedad en que vivía, y así sentar las bases con sus reformas de lo que debería ser el futuro de un Estado con las nuevas formas de producción capitalista que se gestaban. Nacido en Honda, Tolima, el 31 de enero de 1.886 a pocos meses del surgimiento del nuevo régimen centralista de Colombia bajo la presidencia de Rafael Núñez,  y cuya existencia llegaría hasta el 20 de noviembre de 1.959 en Londres. Era hijo del comerciante  Pedro Aquilino López y Rosario Pumarejo, formado al lado de los negocios de este, que amasó su fortuna gracias a la exportación del café y a la importación de artículos manufacturados, y quien en sus comienzos trabajó como empleado al lado de la familia Samper en la empresa que tenía en Honda, cuyos miembros fueron comerciantes, periodistas, artistas y políticos, que gozaron de fama en el conocimiento de las finanzas públicas y privadas, y en las que Miguel Samper era uno de los más eruditos de esta, en economía y administración de negocios, y además fuera el asesor de Tomás Cipriano de Mosquera y otros gobiernos en todas las ejecutorias económicas de "La Nueva Granada" y de "Los Estados Unidos de Colombia"; y bajo la orientación de esta parentela al vender sus negocios en Colombia para trasladarse a Los Estados Unidos, fuera de comprarles e independizarse estableció con ellos las bases para el florecimiento comercial de su empresa. Dentro de su imaginario personal, seguramente también influyeron  las experiencias de su abuelo Ambrosio López Pinzón que fue hijo de un humilde hogar, cuyo padre Jerónimo López fue el sastre del Virrey Amar y Borbón , que influyó para que además de sastre,  fuese el líder de los artesanos que llevaron a José Hilario López a la Presidencia de la Nueva Granada en 1.849, y que luego de sentirse traicionado por este, tras fustigar contra todo el movimiento social que se dio por considerarlo comunista, fuera expulsado por los mismos artesanos, que lo obligaron durante un buen  tiempo en un cargo público en los Llanos Orientales para sobrevivir, adonde perdería toda la influencia política que ejerció en su momento. La formación académica en Inglaterra y en los Estados Unidos seguramente le permitieron tener una visión amplia de lo que podría ser el destino de un país, o por lo menos intuir que dejaría su impronta personal, tal y como sucedió,  a pesar del deslinde que los mismos copartidarios suyos hicieron después, con parte de algunas de sus reformas que quedaron frustradas. Como hábil político supo aprovechar en qué momento los liberales podrían llegar nuevamente al poder, y el instante oportuno no era otro que la catástrofe a que llevó al país el gobierno de Miguel Abadía Méndez, por todo lo sucedido con la matanza de las bananeras, que tras las denuncias de Jorge Eliecer Gaitan a pesar de haber sostenido en su cargo al General Carlos Cortés Vargas luego de consumado los hechos y a su ministro de guerra Ignacio Rengifo, y tratar de sostener tras bambalinas el peligro de la influencia de la revolución rusa y la agraria mexicana en que el gobierno norteamericano quería detener el peligro del comunismo con las protestas de los trabajadores y estudiantes exigiendo reformas, y  lo que comenzó con el despido del alcalde de Bogotá de esa época, y ante la inconformidad de los bogotanos y de amplia mayoría incluyendo a  copartidarios que culminaron con el asesinato del estudiante Gonzalo Bravo Pérez el 8 de junio de 1.928 basado en el poder constituido con "La ley Heroica"  que le dio un tratamiento policivo frente a las demandas que fueron mucho más álgidas que las acaecidas en los otros gobiernos desde la constitución de 1.886, en un gobierno que a pesar de sostenerse en el poder, sería el momento oportuno para aprovechar la coyuntura de esa división ante la crisis de un país en medio de la recesión mundial en donde dirigentes como María Canomás conocida como "La Flor del Trabajo", que con sus lemas de los tres ochos, de 8 horas de trabajo, 8 horas de estudio y 8 horas de descanso, más su participación con  dirigentes como Ignacio Torres Giraldo, Quintín Lame, Raúl Eduardo Mahecha, y el  primo de esta, Tomás Uribe, exponentes de la ideas socialistas que recorrieron el país con la agitación social, y que sumados al descontento de los diferentes sectores políticos tradicionales de liberales y conservadores, sembró dentro de sí el proyecto de que era el momento para los liberales por su carácter popular entre las masas, de hacerse con la presidencia del gobierno en las próximas elecciones. Haber participado junto a Laureano Gómez con  la caída del gobierno de  Marco Fidel Suárez por la venta anticipada de sus salarios, y conocer los pormenores de los diferentes políticos en la maraña del poder y la alta corrupción, y las influencias personales que eran las formas de ese entonces como se manejaban los cargos públicos, y que le facilitaron la preparación de la idea de la llegada al poder por la vía electoral de los liberales. Sabía de antemano que Olaya Herrera no representaba resquemores entre los mismos conservadores porque venía participando con estos en los gobierno que le antecedieron, y en especial con Carlos E. Restrepo, y hasta con el mismo Vásquez Cobo, que sería uno de los contrincantes  como candidato de los conservadores, lo mismo que del poeta Guillermo Valencia, entendiendo que era la única vía por la cual podría llegar el liberalismo, aprovechando la división y el inconformismo contra los gobiernos conservadores, siendo él mismo, el encargado de llevarlo al solio presidencial; hecho que consiguió tal y como lo había pensado con todos los intelectuales liberales y conservadores que tenían influencia dentro de las multitudes que los seguían en la búsqueda de mejores condiciones sociales para los trabajadores, y/o por la modernización de las fuerzas productivas con la industrialización de las fabricas urbanas y agricolas ante la salida de los capitales extranjeros por la guerra y la depresión económica que se vivía, con leyes más proteccionistas de la economía en asocio con el intervencionismo estatal que promulgara la función social de la propiedad y todas los otros postulados, basados en sus arengas de "La revolución en marcha", que generaran ese desarrollo industrial con leyes más acordes a la nueva realidad colombiana en consonancia con los cambios que se daban en el mundo, en unos años en que el guiño de los prelados católicos era el que dirimía los triunfos de los aspirantes al solio presidencial, y de la cual entendiendo que la división del partido conservador por los dos candidatos que tenía para la presidencia, la de Enrique Olaya Herrera impulsada por este, le abriría el camino suyo a la presidencia. Aunque el gobierno de Miguel Abadía Méndez terminó por volver trizas sociales todo lo conseguido por los diferentes gobernantes que venían desde la época de Núñez y después con las reformas de 1.910 por evitar un nuevo enfrentamiento violento entre los dos partidos tradicionales, el surgimiento de nuevos grupos políticos y la aparición  de los partidos de tendencias socialistas en medio del conflicto de la Segunda Guerra Mundial, el surgimiento de  los grupos fascistas seguidores de Mussolini y de "La falange española" tras la derrota de "La Segunda República española" ante el golpe de Franco, mermaron credibilidad en el pueblo ante la hegemonía conservadora, y muy posiblemente  la dubitación de Monseñor Ismael Perdomo que dejó en las manos de los párrocos la decisión de orientar a los fieles por cuál de los candidatos conservadores  debían votar entre Alfredo Vásquez Cobo  y el poeta Guillermo Valencia, a la vez que medió para que el partido tuviera un solo candidato insistiendo en que el poeta Guillermo Valencia abandonara su postulación como candidato. Ante la negativa de este, decidió apoyarlo, y según parece ante la presión del mismo Vaticano, decisión que cambiaría el 1o. de febrero  a pocos días de las elecciones del mismo año al dar el apoyo a Vásquez Cobo en donde la mayoría del Episcopado de Bogotá le dio su respaldo en las elecciones, lo que generó las dudas  entre la feligresía que lo seguía, y con esa incertidumbre de los electores que eran fieles a las decisiones eclesiásticas estos, terminarían por perder la presidencia a manos del primer liberal en llegar a la presidencia luego de haber perdido con Núñez con las constitución del 86 y refrendada con la guerra de los mil días en que los conservadores ganaron. Así también, el respeto que hubo por parte del gobierno saliente de Abadía Méndez que le entregó el poder a su sucesor en medio de algunos sectores que no querían que lo hiciera. Se abriría una nueva era con el gobierno de "La concentración Nacional" de Enrique Olaya Herrera que daría paso a las aspiraciones presidenciales de Alfonso López Pumarejo, y también el de un chiste bogotano y de los conservadores que se hizo muy en boga por esos tiempos, a raíz de lo sucedido:

-Monseñor, perdimos.