Antecedentes de las Fiestas de San Juan, San Pablo y San Pedro

Fiestas que vienen con el tiempo gestadas desde hace siglos en los comienzos del solsticio de verano en que se celebraba el día más largo del continente europeo aproximadamente desde junio 21  a 24 el nacimiento de San Juan y el 29 del mismo mes la muerte de San Pablo y San Pedro, siendo crucificado este último de cabeza porque el honor de Jesús iba mucho más allá de la tradiciones dejadas a los apóstoles y que seguramente mucho antes eran paganas, en circunstancias en las que se quiere alargar ese día por ser los días de la fertilidad de la tierra y que lo hacían con fogatas que todavía se celebran en algunas poblaciones de España y que sería transmitidas por estos aquí en nuestras tierras, con la participación de ellos mismos en las que conocemos como fiestas patronales y que con el pasar de los años ahora las conocemos como tales. 

Sería en 1.881 cuando el alcalde de El Espinal, don Timoteo Ricaurte daría inicio a las Fiestas de San Pedro en  una región que en los tiempos precolombinos fuera habitada por los indios Yaporogos de la tribu de los Pijaos en un pueblo pequeño a orillas del río Coello en donde se erigió más tarde la Parroquia de Upito y que a partir de 1.783 sería trasladada por Decreto del Virrey Antonio Caballero y Góngora a la Parroquia de El Espinal que actualmente está dividido políticamente en veredas y barrios y un corregimiento  que corresponde a Chicoral, en una época en que  al regir  el Derecho de Gentes de la Constitución de Ríonegro y su ejército con el Código Militar en la que Tomás Cipriano de Mosquera en medio de una posible derrota lograra una Esponsión en Manizales o promesa de acuerdo en que con su no aprobación por los conservadores en 1.860 condujo al segundo gobierno de este y a la desamortización de bienes de manos muertas, la separación de la Iglesia y el Estado y por ende a la misma Constitución, y que al momento de firmar diera inicio de las festividades San Pedrinas casi que en el mismo momento  de la llegada al poder de Rafael Núñez con la constitución de 1.886 que abolió de tajo la constitución federalista de los liberales radicales. Celebraciones que venían del empoderamiento hecho por los mismos españoles con su cultura traída de España que evocaba a sus raigambres culturales entrelazadas con la mimetización de los aborígenes en las que por esta época celebraban ya para las fiestas patronales de San Juan, de San Pablo, y San Pedro, y con la complacencia de los conquistadores que daban rienda suelta a dichas festividades en su participación y apoyo en donde la muchedumbre disfrutaba para honrar los bailes traídos por estos amalgamados con las costumbres indígenas y con la comida típica de dichas regiones en donde el tamal, la lechona y los bizcochos hacían presencia, y la algarabía con que festejaban los recuerdos de una época que se convertía en la antesala de lo que sería la cultura y el mestizaje de un pueblo que con estas fiestas se extendía por todas las regiones del Tolima y el Huila donde los grandes hacendados los tenían como festividades propias, hasta que en 1.935 la Asamblea Departamental del Tolima proclamaría como Himno del Departamento el Bunde Tolimense compuesto por Milciades Garavito Wehler que con “Mariquiteña” fue declarada en 1997 himno de la población tolimense de Mariquita, es considerada la pieza fundacional de la rumba criolla, A partir de su éxito a mediados de la década del 30, el músico se fue a residir a Bogotá, en donde se asentó hasta su fallecimiento en 1953, justo cuando empezaba a gozar de las mieles del éxito y el reconocimiento, además del jolgorio de la música de Emiliano Lucena que acompañó nota a nota que requirió el maestro Alberto Castilla cuando desde el piano compuso "El Bunde Tolimense" y Euleterio Luciano junto con Pedro Sánchez, alias “Garrocha”, fueron testigos del nacimiento del Bunde tolimense, pieza clásica del folclor colombiano. Ellos se encontraban en el sitio donde el maestro Alberto Castilla, acompañado por la guitarra de Emiliano Lucena, en el tiple por Adolfo “El pote” Lara y el escritor Nicanor Velásquez Ortiz, encadenó las notas de su memorable pieza. dejando a El Espinal sin un himno que lo distinguiera, pero si el grito de Pedro Rocha que quedaría inmortalizado ese día por allá en 1.940 junto a las notas musicales en la tienda de Diomelita Rozo:

- ¡iiiiiih San Pedro!

Aunque según se dice la letra oficial del "Bunde Tolimense" fue escrita por Cesáreo Rocha Castilla pero el pueblo tolimense asumió la letra de Velásquez. Y mucho antes con los festejos del Corpus Cristhi en el Guamo que también evocan las costumbres religiosas con procesiones y la de una cultura indígena enraizada en una fiesta patronal acompañada de todo lo típico de la región lo mismo que se hacía en todos los municipios del Tolima y el Huila y que también atraía y atrae a miles de turistas en recuerdos de esos viejos ancestros culturales y musicales en la que ronda el himno y todas las actividades de un festival.

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