Ortega


Ortega

El 30 de noviembre de 1.821 el sacerdote y terrateniente católico Nicolás Ramirez cedió 98 Kilómetros cuadrados de su heredad para fundar un poblado sobre la cima de un cerro que hiciera difícil el ataque de los indígenas en homenaje al capitán español Juan de Ortega y Carrillo  luego de 235 años de haber sido destruidos los últimos fuertes construidos por los españoles en otros sitios cercanos de la región que también está bañada por el río del mismo nombre que nace y muere en su mismo territorio. Una población que abarca buena parte del sur del Departamento del Tolima que con Chaparral, Coyaima y Natagaima están los resguardos indígenas que desde la conquista sufrieron el desmoronamiento de sus tradiciones culturales que se mimetizaron con la de los conquistadores que amparados bajo las ordenes reales para protegerlos y evitar completamente su exterminio cuando se dieron cuenta que los podrían usar para las actividades económicas, fueron organizados mediante La Mita y La Encomienda adonde los encomenderos se enseñorearon para terminar con la labor de la colonización ayudados por los curas católicos que se encargaron de adoctrinarlos, y cuya función principal fue de los frailes para el sostenimiento ideológico de la naciente sociedad de la que somos parte, incluyendo los mismos indígenas, que con el tiempo al tratar de recuperar algunas de las tierras que les saquearon han sido sido los baluartes y herederos de las luchas que libraron Los Pijaos, pues fueron los que en el interior del país con sus vidas a sangre y fuego defendieron cada pedazo de tierra que los colonos les iban quitando, llegándose a afirmar que después de los más 500 años del descubrimiento de América, en  Colombia todavía luchan  por las heredades que les expoliaron, y a pesar de ser reconocidos por la ley la defensa de sus tierras mediante Los Resguardos Indígenas han logrado conseguir parte lo que la cultura occidental les  quitó, y que incluso sus festividades como la de San Pedro y San Juan, la Chicha de Maíz con la que hacen los festejos, sus creencias y divinidades que no les lograron apocar los dogmas religiosos de la fe católica, el sentido de pertenencia en la defensa de todo lo relacionado con las creencias que se mimetizaron con las de los colonos, y que el provecho de las plantas medicinales adonde algunos de estos conservan el uso del tabaco y del aguardiente como medio para detectar las enfermedades, invocando al Mohán para la sanación de los espíritus, y ojala a la orilla de un río y cerca del monte sagrado de Los Abechucos adonde el indígena Manuel Quintín Lame  logró luego de 48 años de lucha el reconocimiento de estos resguardos de Chaparral, y como en este caso el de Ortega que fue el lugar y la querencia que tuvo en vida luego del peregrinaje que hizo por todo el país en la defensa de su causa, y que para ello estudió en los archivos de las leyes de indias todo lo relacionado con "Las órdenes reales" para hacer valer sus derechos,  y que como  parte de la cosmogonía en su visión del mundo en los indígenas de esta población se puede apreciar en el siguiente texto tomado de un enlace y estudio del ministerio de gobierno que dice así sobre su cosmogonía:

"Una viga de oro que nace en los Abechucos, aposento de los dioses, entra a Amacá donde se bifurca hacia el Pacande formando un triángulo. La viga de oro sostiene nuestro mundo y cuando se saque el oro vuelven a gobernar los espíritus de lo frío, por esta razón la función del hombre es mantener el equilibrio entre los espíritus fríos y cálidos. Allí en Coyaima, donde se encuentra el cerro de Amacá nacieron los Coyaimas y Natagaimas, quienes vienen de la laguna seca, en este lugar fue donde se originó el mundo.
Para organizarlo Nacuco dios del amor, le dio a Ibanazca el Pacande como su casa y al trueno los Abechucos para que fuera el guardián de Locombo, Ibamaca, Guimbales y Lulumoy dioses y pilares del Pueblo Pijao. Todo esto sucedió pues el amor que existía entre Ibanazca diosa de los vientos y el dios trueno se había contaminado por las diferencias que existían entre ellos, él un dios casero y ella andariega. Así mismo la protección del territorio fue encargada a La Molá, serpiente con cresta que recorría el lugar cantando y silbando cuando se venían grandes inundaciones y que salió de los Abechucos cuando se acercaron las lluvias, pasando por la serranía de Calarma hasta llegar al Pacandé, desde donde bajó hasta donde quedó petrificada por las acciones de los curas a la llegada de la iglesia católica”.


Los indígenas de las tribus de los Aicos, los Dula, y Tuamo que pertenecían a Los Pijaos fueron los que enfrentaron a los conquistadores bajo el mando del cacique Ancón en 1.563 y a donde Diego Bocanegra logra salir airoso tras liberar a Francisco de Aguilar de estos, y que pertenecía al grupo de Francisco Trejo que era el guía y conocedor de estas etnias del Tolima, quien toma la decisión en 1572 de ir a Santafé de Bogotá para obtener la licencia de La Real Audiencia de Santafé de Bogotá de ir a pacificar a Los Pijaos, y siendo parte de los primeros encomenderos que le van dando forma al naciente estado colonial recibe seis mil pesos ($6.000) de Isabel de Bocanegra y con 60 soldados de caballería bien pertrechados se dirige por el rumbo del río Magdalena hasta Natagaima, y siguiendo por las riberas del río Patá o como se le llama ahora el Patía entre los actuales municipios de Ataco y San Antonio en un morro alto con 80 indios paeces y aliados fortifica "El Real" que viene a ser uno de los primeros pasos del proceso histórico de la fundación de Ortega a manos de este encomendero.

En la construcción del fuerte la cacica Tala le envía 12 nativos para que le colaboren y al terminarlo Bocanegra los deja cautivos lo que hace que esta se enoje y ataque con sus hombres a los defensores del fuerte perdiendo el empeño, y como ya se venía dando con los conquistadores luego de la derrota se convierte en sus servidora con todo el grupo de la etnia que la respaldaba. Al principio cuando estos llegaron dentro de las diversas manifestaciones de sus creencias no tenían el concepto de propiedad privada y de rapiña con que se movían por el oro los europeos, conceptos desconocidos que solo fueron comprendiendo a través de la conquista cuando los frailes se encargaron de adoctrinarlos en la nueva fe que terminó por implantarse. De amotinados terminaron siendo aliados con estos para combatir a las otras tribus Pijaos del pillaje a que estaban siendo sometidos mientras sus costumbres se mezclaron entre unos y los otros en beneficio de los españoles y demás colonizadores que por su desarrollo tecnológico lograron conseguir sus propósitos a costa también de muchos fracasos.

Marcha el conquistador con más de 500 hombres gracias a la alianza con la cacica y a sus hombres que los acompañaban entre ellos Ambrosio de Morales Bocanegra, Luis de Morales y Vicente Valenzuela con los 40 soldados que tenía Diego Bocanegra y funda un pueblo cercano del municipio de Ortega al que llama Santiago de la Frontera y que es el primer eslabón en cadena de la fundación de este municipio en medio de la envidia de los encomenderos por el alcance que tenía respecto de otras encomiendas del Fuerte de San Bonifacio que con el tiempo sería Ibagué, y adonde los encomenderos urden un plan al ver el florecimiento que había en esta población reciente y logran que La Audiencia de Santafé de Bogotá envíe a Diego Bocanegra a colaborar con Gonzalo Jiménez de Quesada en la pacificación de otras etnias Pijaos como eran los Gualíes o Pantagoras obligándolo a dejar el fuerte en manos de Francisco Donantes que ilusionado con las noticias que tiene sobre el oro de los indígenas del Perú marcha con algunos soldados hacia allá dejando a cargo del fuerte al sargento Santiago de Arizmendi que al sentirse desprotegido por el escaso número de su tropa y ante el constante hostigamiento de los Pijaos con sus ataques decide abandonarlo en el año de 1.575 .

En el año de 1.586 el capitán Diego Fernández de Bocanegra hace su segunda fundación de otro poblado en la mesa de Chaparral con el nombre de Medina de las Torres que también fue destruido por los Pijaos, y a pesar que intenta otra tercera fundación estos vuelven y la destruyen hasta que luego de más de dos siglos apareciera su fundador Nicolás Ramirez que cedió las tierras donde hoy es Ortega.

A tan solo un año de su última fundación en 1.822 fue reconocida como parroquia y en 1.824 fue elevada a la categoría de Distrito. Más tarde en el gobierno como presidente de la República de Colombia José Ignacio de Márquez mediante ley del Congreso de la República lo convierte en Cantón de la Provincia de Mariquita compuesta por los distritos parroquiales de Chaparral y Ortega separados del antiguo distrito de El Espinal, y a partir de 1.863 mediante ley del 21 de febrero del mismo año es reconocido como municipio.

Hoy este municipio de raigambre indígena con una población heredera de españoles y mestizos convive pacíficamente en aras de buscar el lugar que le corresponde en la historia de nuestro país, con una población que a pesar del desarrollo que hemos tenido, y con una vocación agrícola y ganadera, mezclada con la lucha de los herederos de los Pijaos; con el advenimiento de la explotación minera dentro de las políticas de las regalías producidas por la explotación los hidrocarburos, se ha convertido en la segunda divisa de recursos para el municipio con las secuelas del daño hecho a sus ríos y los cultivos de pan coger, y que son de los que vive gran parte de la población y sobre todo los descendientes de nuestros indígenas que a pesar de estar amparados por la ley mediante los resguardos han visto mermadas sus fuentes de trabajo y de comida por el daño hecho por el petróleo que mermó sus antiguos recursos alimenticios como el del pescado en el río Ortega y por ende en la producción del plátano y los otros productos que antes cultivaban, y que lo han convertido en un municipio con historia dependiente de las malas políticas de la distribución de las riquezas adonde la destrucción del medio ambiente amenaza con su supervivencia a pesar que otros afirmen lo contrario, si no existe una política oficial que los favorezca para su desarrollo social y económico.

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